Orgía y decepción
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Al final, en Villarrobledo el desenfreno fue puramente doctrinalLa orgía con miles de participantes en Villarrobledo al final no se celebró. Otra mala noticia. La racha que llevamos desde luego no es normal: pandemia, volcán, guerra, suspensión de la orgía… Pero es que ayer lo que hubo en Villarrobledo fue una rueda de ... prensa. Como si fuese verdad que las desgracias nunca vienen solas. Frente a los micros, un activista de cresta roja, al parecer punk, trans y misándrico, explicó que la orgía no se celebraba por culpa de los medios, que atraídos por el morbo han tratado el tema desde el miedo y han generado un ambiente de crispación. Malditos medios. Si al final lo de purgarlos no va a ser tan mala idea. Cierto que, si se anuncia a través de las redes sociales una orgía en Villarrobledo y se apuntan siete mil personas, era previsible que los compañeros se hiciesen eco y se fuesen ilusionados para Albacete. Algunos de ellos incluso a trabajar.
Utilizo el masculino con propiedad estadística: en la preinscripción para la orgía había un 79% de participantes que se «autopercibía» como hombre en términos de «identidad de género». Siendo misándrico, yo no sé si el portavoz de la cresta estaría enfadado por eso. Es que salió en todas las teles y terminó enzarzándose con Ana Rosa. «Manipuladora», la llamó. Para entonces, ya estaba claro que lo de la orgía nunca fue verdad. Solo fue un reclamo, un bulo, un salto a la fama. Y la verdad es que fue triste. En Villarrobledo no había desenfreno: era todo ideología. Que si sexofobia, que si 'body positive', que si espacios seguros, que si derecho al propio cuerpo. La idea era al final dar unas charlas, hacer un taller, dialogar sobre relaciones al amparo del festival de rock cercano. Solo la doctrina -o sea, los sermones- se intuía prometedora en términos orgiásticos. La organización llegó a advertir de que no sucedería «lo que la gente se imagina como una orgía por culpa del ideario de generaciones pasadas». Otra refutación a la cultura de la Transición, imagino. Pero muy mal calculada. Viendo lo de ayer en Villarrobledo, puede que estemos ante la primera generación de españoles que organiza las orgías mucho peor que sus padres.
2 de mayo
En términos de espectáculo y martirio, los actos del Dos de Mayo organizados cada año por la Comunidad de Madrid le disputan ya la emoción a los fusilamientos del 3 de mayo organizados en 1808 por el Ejército del Emperador. Ayer, sin embargo, la cosa fue tranquila en la Puerta del Sol. Hubo chotis y desfile cívico-militar, pero Ayuso no chocó con ningún ministro y no pareció arremeter en su discurso contra Pedro Sánchez, su némesis presidencial. Lo curioso es que, despojado de su conocido potencial ofensivo, ese discurso muestra su endeblez, que es enorme y da hasta cosa, y su peligro. A fuerza de confundir asombrosamente la comunidad con su capital y repetir que Madrid es el lugar de los libres y los valientes, allá donde se cruzan los caminos y a nadie se le pregunta de dónde es, el hogar de los emprendedores, los héroes y el idioma, Ayuso está construyendo en directo un nacionalismo -solo se necesitan quince años y un millón de pesetas, acuérdense de Camba- y terminará consiguiendo que se incruste la cabeza en el ombligo una sociedad que, si se distinguía hasta ahora por algo, era precisamente por no pasarse el día pensando obsesivamente en sí misma.
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