Al final, lo primero en la nueva guerra mundial al navajero no han sido los detectores de metales o la seguridad en las discotecas, sino las multas. El Gobierno vasco y los municipios han debido de darse cuenta de que la sanción sí depende solo ... de ellos y van a exprimir los límites de la Ley de Seguridad Ciudadana. Todas las multas relacionadas con armas blancas van a incrementarse y después podrán multiplicarse atendiendo a diferentes agravantes: decomiso en establecimiento público, estado de embriaguez, actitud violenta… La tenencia no suficientemente justificada de una navaja cuya hoja mida menos de once centímetros, y por tanto no esté directamente prohibida, podrá llegar a implicar una sanción de seis mil euros. Si te pillan con un machete, la cosa puede subir a los nueve mil, que, la verdad, pocos parecen. Es demasiado fácil saber que no debes llevar un machete encima. Basta con abrir los ojos y comprobar que lo que tienes a tu alrededor nunca es un campo de caña de azúcar o una selva amazónica.

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Mientras tanto, lo de los detectores y la seguridad, también lo de los juicios instantáneos, súbitos, velocísimos, comienza a generar los problemas que surgen cuando se pasa de la declaración enfática a la necesidad pragmática. Al mismo tiempo, ya hay quien parece dispuesto a mezclar las cuchilladas con el ruido que hace la gente que sale de copas. Como si cualquier excusa sirviese para desertificar aún más la vida nocturna de unas ciudades que presumen de pujanza y modernidad mientras envejecen y corren el riesgo de confundir la comodidad con la catalepsia.

Aunque no es eso lo más curioso de la energía que se despliega ante nuestros ojos. Lo más curioso es recordar que el año pasado el Ayuntamiento de Vitoria recibía premios como una de las ciudades más seguras de España mientras alertaba del error de dejarse llevar en la cuestión del delito por «sensaciones, relatos o mensajes virales». Al ser el Ayuntamiento de Bilbao inevitablemente de Bilbao, lo que se hacía allí el año pasado era asegurar que la ciudad era directamente la más segura de España atendiendo a «los delitos más graves, los que más alarma social generan». Los navajazos siempre generan alarma social. La lección de estos días quizá sea que generan también una oportunidad electoral a tres meses para las municipales.

Vargas Llosa

Sillón 18

La Academia Francesa tiene sillones en vez de sillas y el mejor es el número 41, el que no existe. Se sientan en él Pascal, Stendhal, Flaubert y Renard, que nunca fueron académicos. Las academias son así: se olvidan de Proust pero no de Pétain. Es justo el sillón de Pétain, el 18, el que le ha correspondido a Mario Vargas Llosa, primer autor en lengua no francesa que alcanza la 'immortalité'. José Luis Cuerda diría que es una inmortalidad con mejor comercio. Entre los invitados de Vargas Llosa, su exmujer Patricia y el rey emérito. En París con eso ni se inmutan. Al ser allí sofisticados, están todos todo el día con el 'ménage à trois' y las amistades peligrosas. El sillón 18 es también el de Tocqueville. Eso sí impresiona. Será sentarte en él y que te salgan solos los artículos sobre la democracia en América.

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CEOE

En nómina

Antonio Garamendi afronta su segundo mandato en la CEOE con subida de sueldo e ingreso en el régimen general. Estaba presidiendo por cuenta propia. Fue un error que Yolanda Díaz se centrase ayer en lo del sueldo y no en la estabilidad que gracias a ella va teniendo el trabajador medio español. Al dejar de ser autónomo, el presidente de la patronal se libra de facturas, papeleo y gestoría. Aunque igual él no llamaba al gestor sino al ministro Escrivá. «Estoy con lo de los tramos nuevos, José Luis, ¿tú entiendes algo?» Quiera Dios que los empresarios no se excedan con las regularizaciones y Lorenzo Amor, vicepresidente de la CEOE a fuer de presidente de la Asociación Nacional de Autónomos, siga siendo él mismo autónomo.

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