Motosierra prometida

Lo primero que hizo Milei con la banda presidencial ya puesta fue también original: dar un discurso que incluso a mí me generó el reflejo de buscar el pasaporte para emigrar a Europa. Ante la multitud agolpada frente a las escalinatas del Congreso, el nuevo presidente sometió al país a una auditoría económica indistinguible de una autopsia. El discurso fue técnico (hay cosas que se llaman «déficit gemelo», «cepo cambiario» o «'rollover' de deuda» y Argentina las tiene todas), pero consiguió ser aún peor al volverse inteligible: «No hay plata y la conclusión es que no hay alternativa al ajuste: no hay alternativa al shock». La multitud lo oyó y se puso a corear «¡Motosierra, motosierra!».

En términos de motosierra, Milei garantizó un ajuste de 5 puntos de PIB que recaerá sobre el Estado y no sobre el sector privado. Como si fuese posible que algo así no recaiga sobre el ciudadano. «Nos han arruinado la vida», aseguró refiriéndose al populismo el nuevo presidente, que después tardaría un segundo en bajarse del coche oficial para abrazarse con la gente en plan antipopulista. En cuanto a la esperanza, Milei recurrió a la Biblia. Macabeos 3:19. La victoria no depende de la cantidad de soldados sino de las fuerzas que vienen del cielo. Un plan sin fisuras. A la derecha de Milei estaba Zelenski, que debió de preguntarse por qué estará él todo el día pidiendo misiles pudiendo pedir capellanes.

La izquierda abertzale a la izquierda de la izquierda abertzale, lo que podríamos llamar la izquierda abertzalísima si no fuese porque la cosa funciona al revés y estamos ante la izquierdísima abertzale, la gente de GKS, para entendernos, apuesta por pasar de movimiento a partido. Es una gran noticia: un partido comunista rebosante de energía y ortodoxia es lo que le hacía falta a nuestra sociedad envejecida y funcionarial. En Bildu aseguran que el movimiento no les inquieta, al estar ellos en buena racha y no tener la gente de GKS capacidad de movilización. Ojalá el Euzkadi buru batzar salga de inmediato a establecer relaciones con la nueva formación con toda la ceremonia, como si fuese, qué sé yo, el Partido del Trabajo de Enver Hoxha, y les anime a presentarse sobre todo a las próximas autonómicas. Al estar la gente de GKS a la izquierda de todo partido burgués e institucional, se cree que podrían concurrir a las elecciones para luego no recoger las posibles actas. Si eso llega a ocurrir veremos como en Bildu, que es como se sabe nuestra socialdemocracia ecologista de inspiración nórdica, se sorprenden de las cosas que se les ocurren a los chavales y de lo fanatizados que están.