Luz y polígrafos
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El estallido del 'caso Koldo' promete una primavera feroz del 'y tú más'Pilar Alegría estuvo ayer en Barakaldo y dijo que los socialistas tienen tolerancia cero con la corrupción. Fue un paso valiente. ¿Por el mensaje? No, por la ejecución. Es que hace unos días la ministra dijo que el Gobierno tiene «contundencia cero» con los narcos. ... El manejo indiscriminado del cliché produce patinazos. Y, siendo la corrupción tan proclive a lo de la luz y los taquígrafos, Alegría se arriesgó ayer a decir que su receta ante el 'caso Koldo' es luz cero o mejor aun: tolerancia y autógrafos. Imagínense el lío. Por suerte, todo fue bien y la ministra no se equivocó al señalar al PP como al partido verdaderamente corrupto. La fórmula 'pero no aceptamos lecciones…' llega siempre tras la contundencia y los taquígrafos, a los que, si se me permite, me gustaría proponer reemplazar por polígrafos, mucho más espectaculares en términos de veracidad. «Ante la corrupción hay quien promete luz y taquígrafos…», podría clamar el líder en el mitin televisado. «¡Pero yo garantizo luz y polígrafos, compañeros! ¡Polígrafos de la verdad!»
La pena es que Alegría también pareció anunciar ayer que el PSOE confía en el 'y tú más' para afrontar lo que pueda venir por el lado del chófer y el chanchullo. No es una técnica sofisticada, pero es la nuestra. Los partidos tienen parasitada incluso la moral pública y la corrupción no es entre nosotros un mal inevitable a combatir sin descanso, sino otra emanación ideológica a rentabilizar. Estaría bien saber hasta qué punto el sectarismo se lo pone más fácil al delincuente.
Porque algo debe de pasar para que en el ecosistema ensimismado y paranoide de la política a nadie le sorprenda que un ministro vaya por ahí con un chófer que parece uno de los Soprano, en concreto 'Big Pussy' Bonpensiero. Cierto que en el PP había un tesorero que directamente se ponía el abrigo Chesterfield color camel de Al Capone. Teniendo la luz tan encendida y la tolerancia tan a cota cero, qué curioso que los partidos no reparen en lo evidente hasta que ya es tarde y solo les queda levantar el estandarte de la honestidad mientras en el juzgado levantan el secreto de sumario.
Bielorrusia
lexander Lukashenko es un caballero bielorruso. Ayer fue a votar en las elecciones parlamentarias y, al llegar al colegio electoral, un propio le acercó unas flores para que se las entregase a la presidenta de la mesa. Quizá sea una costumbre del país. Puede que los líderes de la oposición hagan lo mismo. No lo sabemos porque, si en Bielorrusia la oposición es real, al frente está una mujer y ha tenido que irse al exilio. En 2020 Maria Kolesnikova todavía encabezaba en Minsk las protestas contra la sextas elecciones ganadas sospechosamente por Lukashenko y fue secuestrada a plena luz del día. Desde entonces está en prisión y su familia lleva un año sin saber de ella. Lukashenko es el autócrata más longevo de Europa y ayer anunció que se presenta a sus séptimas elecciones sospechosas. «Corónate tú mismo», le respondió desde Lituania la disidente Tijanóvskaya, que ni regresando podría ser candidata. El Gobierno bielorruso aprobó en enero una ley que impide que los opositores en el exilio se presenten a los comicios y garantiza la inmunidad de todos los presidentes de la nación. Desde la independencia de 1994, el número de presidentes de Bielorrusia asciende a uno: él, Lukashenko.
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