Lentes polarizadas
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La palabra del año es polarización, pero no asimétrica, de la normalLa Nochevieja solía llegar precedida de petardos. Ahora lo que estalla son las palabras del año. Es raro, pero qué se le va a hacer. En Reino Unido el diccionario Oxford ha escogido como palabra de 2023 'rizz', que proviene al parecer de la sílaba ... central de carisma y refiere en la jerga de las redes la mezcla de atractivo y habilidad para ligar. La Sociedad de la Lengua Alemana ha escogido en cambio 'krisenmodus', que ya se ve que significa modo de crisis y confirma que los alemanes son gente práctica. Esta semana la web de la radio pública celebraba la elección del término y aprovechaba para titular dándole un palo al Gobierno: «La política exterior alemana en modo de crisis».
Nuestra Fundéu ha escogido polarización sin ánimo de señalar. En 2013 ya escogieron escrache. Y en 2016 populismo. Hay un patrón ahí. Para 2026, yo metería dinero a apocalipsis. La buena noticia es que al menos este año no se han impuesto candidatas espantosas como ecosilencio, un término ficticio, o fentanilo, que es de todas las sustancias existentes quizá la única con la que en España no nos colocamos. Para demostrar el buen olfato de la Fundéu, ayer mismo habló Pedro Sánchez de «polarización asimétrica», que consiste a grandes rasgos en que los malditos fascistas le insultan siempre a él. El término ganador se refiere sin embargo a la polarización simétrica, a la existente. Hubo un tiempo mejor en el que en el país lo único que estaba polarizado eran las gafas de sol.
Sigamos con el recuento. En Japón han elegido como palabra del año 'zei', o sea, impuesto. Deben de estar apretando bien los conservadores del PLD. En Australia gobiernan los laboristas y han escogido 'matilda', pero no por las acciones de Telefónica sino porque es el apodo de las futbolistas de su selección, que tan buen Mundial hicieron. Entristece pensar que nuestras internacionales hicieron un Mundial incluso mejor, pero la Fundéu no habría podido optar por un homenaje equivalente sin asumir los riesgos de que la palabra del año 2023 en España hubiese sido piquito.
Yemen
El presidente aclaró ayer la postura de España respecto a la situación en el mar Rojo. Más o menos. El Gobierno no descarta intervenir en una misión de la OTAN que combata a la milicia hutí que impide desde Yemen la libertad de navegación en el canal de Suez, pero no en una misión que sea una extensión de la operación 'Atalanta' que combate a la piratería en Somalia. La cosa pinta en cualquier caso complicada y va a peor. El riesgo de intervenir en Yemen es la escalada bélica en Oriente Medio. El riesgo de no hacerlo tiene que ver con el secuestro del comercio mundial y la subida de precios consiguiente. Al mismo tiempo, la posibilidad de que los apoyos del PSOE aprueben combatir en Oriente Medio a una milicia islámica que pertenece al llamado 'Eje de la Resistencia' liderado por Irán se antoja remotísima. Suele lamentarse que en España la política exterior se utilice para la pelea interna, pero igual es mejor así. El otro día Alfonso Serrano, 'número dos' de Ayuso, pareció confundir en la tele a los hutíes con los hutus, planteando la posibilidad, preocupante pero extraordinaria, de que Ruanda estuviese comprometiendo el tráfico en el mar Rojo sin tener salida al mar, desde el corazón de África.
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