
Ayer, apenas unas horas después de demostrar que está dispuesto a los mayores sacrificios patrióticos conduciendo por Bruselas una Renault Espace matriculada -son mil euros ... más- con la fecha del 1-O, Carles Puigdemont rompió las negociaciones con el PSOE. Pero no para siempre. Qué va. Solo hasta que se celebre una reunión en Suiza con el mediador internacional. Quizá recuerden que este mediador es salvadoreño, como Roque Dalton y 'Mágico' González. A diferencia de sus compatriotas, no tiene la menor importancia. Solo tiene unas tarifas provechosas y una deontología inexistente. Exactamente igual que Puigdemont, que es el pícaro español más exitoso desde el Lazarillo. «Nuestra agenda personal nunca ha condicionado la agenda política», dijo ayer refiriéndose a él mismo y a Toni Comín. Que los corresponsales presentes no prorrumpiesen al oírlo en la más sonora de las carcajadas, que no comenzaran los enviados especiales a reír hasta sufrir espasmos, desmayos y catalepsias, confirma que a Bruselas el oficio no manda tanto periodistas como héroes.
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Centrándonos en el análisis político, el movimiento de Puigdemont y de lo que Puigdemont representa -un movimiento de liberación nacional con casa en la playa y el colesterol por las nubes- imposibilita la aprobación de los Presupuestos y devuelve al Gobierno de la nación a las inmediaciones de un final que igual es cierto porque ayer fue negado convenientemente por el CIS. Todo apunta por tanto a que se prolongarán los ultimátums, el teatrillo y la palabrería mientras se confirma el fenómeno grotesco: los protagonistas de nuestra política se asemejan cada vez más a sus propios muñegotes. Si en la cabeza de Pedro Sánchez la supervivencia y el amor por el poder dejasen un resquicio para el interés general, convocaría elecciones con un mensaje compungido a la nación: «Yo les había dicho que lo de parar al fascismo y todo lo demás era importante, pero lo que no puedo hacer es obligarles a que tengan que soportar un segundo más a Puigdemont». Que al otro lado de la grieta Feijóo le ponga ojitos al prófugo aceptando de un modo pasmoso su inevitabilidad confirma que nuestro callejón sin salida lo ha diseñado Escher. Tiene forma de bucle y es un abismo. Todo al mismo tiempo.
EE UU
China hace un gesto amistoso hacia Estados Unidos enviando al vicepresidente Han Zheng a la toma de posesión de Trump y en Estados Unidos prohíben TikTok, la red social bajo influencia china, con el beneplácito del Tribunal Supremo. La prohibición se le anota a Biden, pero fue iniciada por Donald Trump en su primer mandato. Ahora Trump quiere templar gaitas y puede ponerle a Elon Musk la plataforma foránea en bandeja. Lo de la libertad de expresión y las redes ya se ve que es un poco como todo. Según convenga. En China acusan a los estadounidenses de ser unos bandidos por prohibir TikTok, mientras ellos le ofrecen a sus ciudadanos un Internet restringido en el que no hay sitio para ninguna red occidental ni lugar para las críticas al Gobierno. Lo que no esperaban en Pekín es que las redes ajenas al demonio occidental se les llenasen de pronto de occidentales. Y resulta que los usuarios estadounidenses de TikTok se están yendo a un equivalente chino llamado Xiaohongshu. Así están las cosas. El orden mundial tambaleándose por una migración de gente que no se mueve de sus casas, pero se graba vídeos bailando en plan sexy, subtitulándose discursos chorras y metiendo pasteles en el horno.
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