General Musk

Se habla mucho y con razón de los oligarcas rusos, pero la verdad es que los oligarcas occidentales tampoco están mal. Los nuestros son tecnológicos y acaparan una influencia nueva y decisiva sobre la seguridad mundial, mientras se muestran caprichosos y lo mismo lanzan coches al espacio que se desafían entre ellos a combates de artes marciales mixtas. El episodio revelado por Isaacson dibuja a un Elon Musk asustándose de su propio poder ante una posible respuesta nuclear de Putin y tragándose lo que Garry Kasparov llamaba ayer «la falacia de la provocación». La idea consistía en ver Netflix y no en asumir la responsabilidad de influir radicalmente en la realidad. Eso te lo dice el tipo que quiere conectar nuestros cerebros a computadoras y convertir a la humanidad en una especie multiplanetaria. Frente a Putin, el peligro de Musk consiste en ser decisivo e impredecible. Este verano el 'New Yorker' le dedicaba un perfil en el que se le veía hablando con gente del Pentágono y reconociendo ingenuamente, como sin querer, que acababa de hablar con el Kremlin. Ronan Farrow, el autor del artículo, lo resumía así: «Hay pocos precedentes de que un civil se convierta en árbitro de una guerra entre naciones de un modo tan pormenorizado».

Tenemos la discusión pública transformada en una serie de instituto y la berrea machista en un chat de alumnos de la Universidad de La Rioja aspiró ayer a la trama principal. Eso explica que, antes que un vicedecano muy cabreado, del asunto se ocupasen dos ministras. Ser ministro hoy es un poco eso: a veces huyes a la carrera de las preguntas que se te hacen sobre graves asuntos constitucionales y a veces das un paso adelante para sancionar el whatsapp de unos cafres de Logroño. Enfadado como debía y sabiendo que había ministros mirando, el rector de la Universidad anunció expedientes que pueden acarrear expulsiones. Y la puesta en marcha de una comisión por si los rebuznos del chat son denunciables en Fiscalía. El hombre preguntaría en la Facultad de Derecho. Quizás en alguna de las recientes y exitosas reformas legislativas la imbecilidad juvenil masculina ha sido realmente elevada a tipo delictivo.

La presidenta de la ANC tiene un plan. Consiste en hacer una declaración unilateral de independencia un segundo después de que entre en vigor una hipotética ley de amnistía. ¿Está ya la amnistía? Pues independencia. ¡Zas! Dolors Feliu basa su plan en la certeza de que una ley de amnistía validará el referéndum del 1 de octubre. Y la declaración de independencia dejará sin efecto el segundo 155 porque la Constitución ya no estaría vigente en la Cataluña. No queda un cabo suelto. Es tan redondo que la ANC renuncia hasta al factor sorpresa.