Un final americano
EE UU ·
Las elecciones afrontan su semana final con las encuestas igualadasSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
EE UU ·
Las elecciones afrontan su semana final con las encuestas igualadasEstamos a una semana de que los estadounidenses vayan a votar y elijan entre Trump y Kamala. En condiciones normales, este anuncio solo nos asombraría por lo rápido que pasa el tiempo. Sin embargo, desde 2016 lo asombroso ha cambiado de escala y el enigma ... del tiempo es una ridiculez comparado con el de la política estadounidense. Lo es para quienes hemos visto ganar unas elecciones a Donald Trump, un personaje como recién salido de un congreso de villanos en un tebeo de Superman, y para quienes después le hemos visto gestionar del mismo modo una pandemia y un asalto al Capitolio. Instalados en esa estupefacción sin salida, encontramos hasta lógico que su regreso a la Casa Blanca vaya a disputárselo quien durante unas semanas de 2020 fue la política más esperanzadora del planeta y se convirtió durante los cuatro años siguientes en la política más inexistente del planeta. Hasta que reapareció de urgencia hace tres meses siendo sencillamente lo único que se tenía a mano para sustituir a un candidato que confirmó su senilidad en el mejor lugar posible: el primer debate electoral de la campaña.
Parece una broma, pero son las elecciones en Estados Unidos, se celebran la semana que viene y puede pasar cualquier cosa. Las encuestas están igualadísimas y el mundo contiene la respiración con un ojo puesto en Europa oriental y otro en Oriente Próximo. Que antes que por el escenario internacional el lío estalle por el electoral parece probable. Fue más o menos a estas alturas de la anterior campaña cuando Trump puso a circular la teoría del fraude en las votaciones. Cuatro años después, un tercio de los ciudadanos desconfía del sistema y los demócratas denuncian el interés de sus rivales por agrandar la brecha entre los hechos y su percepción. Como siempre, la lógica populista compone un perfecto circulo vicioso: una victoria de Trump sería el triunfo del pueblo sobre el fraude, mientras que una derrota de Trump sería la confirmación del fraude. Lo que pueda suceder después será de todo menos asombroso. Aunque siempre haya saltimbanquis boquiabiertos, a nadie puede sorprenderle el resultado de realizar piruetas cada vez más insensatas sobre estructuras cada vez más desgastadas.
Junts
El congreso de Junts terminó con un cambio de presidencia coherente: la presidenta condenada a cuatro años de cárcel y trece de inhabilitación por trocear contratos públicos para adjudicárselos a un amigo fue sustituida por el presidente que lleva siete años huido de la Justicia. Puigdemont, o sea, releva a Laura Borràs. Con el 90% de los votos a favor. Búlgaramente. Ya como presidente de Junts, Puigdemont dio ayer una orden estratégica: «Toca salir de los cuarteles de invierno». Lo hizo por supuesto desde Waterloo, su cuartel de invierno. Y lo hizo medio año después de que, en plena campaña autonómica, anunciase que abandonaría «la política activa» si no presidía la Generalitat. «Tiene poco sentido que yo me dedique a hacer de jefe de la oposición», dijo Puigdemont. Ayer sin embargo lo que le dijo fue que el Govern es el más españolista de la historia y que él tiene «una propuesta ambiciosa para movilizar el país y ocupar la centralidad social, territorial y política». Si me lo preguntan, creo que lo que distingue a los políticos del momento es el enorme valor que le otorgan a la palabra dada, su incapacidad casi física para hacer algo que se aleje mínimamente de lo que dijeron que iban a hacer.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.