Fascistas en un tren

Iglesias se equivocaba porque era mucho peor: era un experto en mindfulness. Puede que incluso un monologuista. Y, pese a haberse autoeditado un libro titulado 'Sistema Cero Estrés', se fue a por Puente como ese desconocido que a las nueve de la mañana, y con los ojos muy abiertos, siente la necesidad de abrirse paso entre la fauna del 'after' para comentarte, justo a ti, algo importante.

Como hace tiempo que parecemos condenados a que la cordura solo pueda brotar sobre cristales verdaderamente rotos, los llamamientos a la calma pasarán. A favor de Óscar Puente -a quien el agredido Almeida llamaba hace unos días «Torrente de serie B»-, hay que decir que tras el lío estuvo ejemplar. «Yo no quiero responsabilizar a nadie de lo que son actuaciones de una persona concreta», dijo. Para entonces, Adriana Lastra ya había responsabilizado a la «derecha política y mediática» de lo del idiota del tren y el diputado popular Tellado ya había concluido que los socialistas son matones que no pueden salir a la calle. «Por eso Sánchez viaja en Falcón (sic)», remató. Habría que prohibir también a los monologuistas. Y conjurarse como país para que la confrontación física al menos no la desencadene un 'youtuber'. Que estas cosas quedan luego en los libros de historia. Y los hispanistas nos otorgan cierta seriedad en el fratricidio, al ser los pobres muy susceptibles al mito.

El liderazgo de Suecia en los rankings europeos de educación, igualdad o rubicundez es previsible. Lo asombroso es que Suecia lidere también las estadísticas de homicidios con arma de fuego. Sucede desde hace más o menos una década y tiene que ver con bandas organizadas dedicadas al narcotráfico. Entre sus miembros, gente jovencísima que se comporta con extrema violencia. Hay un infierno en marcha en el paraíso del bienestar. Esta semana el tiroteo mortal tuvo lugar junto a unas instalaciones deportivas probablemente muy bien diseñadas donde entrenaban equipos de fútbol infantil. La situación es tal que el Gobierno va a sacar al Ejército a la calle. Y no parece tratarse de un exceso autoritario, sino más bien de una emergencia nacional. Quieren acabar con las bandas y la oposición socialdemócrata apoya al Ejecutivo. Hubo un tiempo mejor en que la única banda sueca realmente problemática era Abba.

El lehendakari hizo pública ayer su plena confianza en el consejero Bildarratz y secundó la teoría de que el papel de Joanes Labayen como contratante y asesor del Departamento de Transportes fue del todo legal. Al atravesar como se sabe una temporada autocrítica, Urkullu reconoció que en el Gobierno deberían haber sido más cuidadosos para evitar malentendidos. Fue como inaugurar un término medio relacionado con el dar que hablar entre las obligaciones legales y las obligaciones éticas que Itxaso Atutxa señaló nada más aflorar el escándalo.