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El gabinete Pradales huele a nuevo y requiere de un cierto stock de sillasImanol Pradales prometió el jueves en el Parlamento trabajar sin descanso y ayer domingo, horas después de jurar el cargo de lehenkadari en Gernika, se ... fue a Lehendakaritza a trabajar. Había unos decretos que firmar. Puede que también fuese a comprobar cómo andan de sillas. Su Gobierno tiene quince consejerías y en el Parlamento sin ir más lejos no hay tantos escaños azules. De esa pequeña multitud de consejeros se está destacando la renovación y la competencia profesional. Parece que el Gobierno ha caído bien y huele a nuevo como los coches y los equipos informáticos recién estrenados. Es un detalle, pero quizá no sea uno menor. Entre los síntomas del desgaste del PNV como maquinaria de poder han estado los errores de 'casting', algunos clamorosos. No hay sin embargo ecosistema más corrosivo que la política y las reputaciones se derriten a toda velocidad bajo los focos. Aunque en principio parece lógico que sea un anestesista quien afronte el desafío de reanimar Osakidetza. Y que el nuevo consejero de Hacienda se apellide D'Anjou puede resultar útil para hacernos en un movimiento sorpresivo con el trono de Francia y puede que también con los de Inglaterra y Nápoles.
Es probable que yendo a trabajar en domingo el lehendakari también le haya trasladado a su equipo una idea poco promisoria sobre el verano. La verdad es que es extraño comenzar la andadura de un Gobierno en tantos sentidos novedoso a finales de junio. ¿No detectaron un ambiente como de fiesta de fin de curso entre los invitados a la jura del sábado en Gernika? De esa ceremonia, por cierto, pueden extraerse algunas conclusiones. Uno: la institucionalidad vasca sufre una sobreabundancia de maceros insostenible. Dos: el uniforme de gala de la Ertzaintza te hace desear con todas tus fuerzas que Espartero esté consiguiendo abrirse paso en Luchana. Tres: las consecuencias de apostar por el kaiku como chaqueta de vestir son imprevisibles. Recuérdese que al exministro Margallo le dio por las chaquetas 'trachten' y ahora parece el hombre siempre como recién llegado de pasar el finde en el Nido del Águila.
Emakunde
La noche de San Juan marca el comienzo de las fiestas veraniegas, que desde hace algunos años incluyen entre sus protocolos las campañas contra las agresiones sexuales. Eso sitúa a los alcaldes ante el desafío de explicar sin meter la pata que no es no mientras que sí, en cambio, solo es sí. Otra cosa que hacen los alcaldes llegadas las fiestas es dejar claro que en su municipio los agresores no son bienvenidos mientras blanden con firmeza una pegatina o una chapita con un mensaje al respecto. La posibilidad de que los agresores sean vecinos de toda la vida y refractarios a dejarse impresionar por pegatinas es algo que por alguna razón no se contempla. Emakunde convoca esta semana a los alcaldes del país para abordar el aumento de agresiones sexuales en las fiestas del verano. Lo llaman «encuentro formativo», pero cabe esperar que sea más bien una reunión para ultimar detalles. Lo digo por los plazos: estamos casi en julio y algún alcalde irá al encuentro con el pañuelo de fiestas al cuello. Los datos de Emakunde son preocupantes y abocan a una idea recurrente: el único modo de que no estemos ante un monumental fracaso es que lo que esté aumentando no sean las agresiones sino las denuncias.
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