Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada, sentido Cantabria, por la avería de un camión

Sabemos que nada es tan generoso e infalible como el amor de los padres por los hijos, pero a veces a uno en la vida con el amor no le basta y termina necesitando el perdón de un tribunal federal. Entonces conviene que papá o ... mamá, sirve cualquiera, presidan los Estados Unidos. Hunter Biden ha tenido suerte, y no solo por lo de parecerse al actor Steve Carell. (¿A quién le cae mal Steve Carell?) Su padre le ha concedido el perdón «pleno e incondicional para todos los delitos contra los Estados Unidos que haya cometido o podido cometer» en la última década. Lo ha hecho como es costumbre poco antes de dejar la Casa Blanca y menos de un mes después de que la portavoz de su Gobierno repitiese por enésima vez que ese indulto nunca, jamás, en ningún caso, llegaría.

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Una condena por evasión fiscal y un juicio pendiente por posesión ilegal de armas de fuego constituían los problemas legales de Hunter Biden. La justificación del indulto, además de con un historial de adicciones superado, tiene que ver con la politización de la Justicia para perjudicar al presidente. El argumento es populista y viejo como el mundo. La respuesta es politizar el perdón y exhibir por tanto el privilegio: un movimiento corrosivo para toda democracia. Donald Trump, presidente a las puertas, está por supuesto indignado -el cinismo es su hábitat natural- y automáticamente autorizado a indultar cuando le plazca al hombre búfalo del Capitolio, a cualquiera de sus socios con problemas legales o a sí mismo en caso de que le caiga encima un delito federal.

Hace solo unos días, en vísperas de Acción de Gracias, el presidente Biden indultó a los pavos 'Peach' y 'Blossom' en los jardines de la Casa Blanca. Ojalá el honesto Joe -«la palabra de un presidente importa» fue en otro tiempo una de sus frases- hubiese jugado por una vez con la confusión mental a su favor para decirle a la nación que indulta a su hijo porque tampoco le parece bien que se lo coman asado al horno. El indulto es una exhibición de arbitrariedad medieval en la cara de sociedades que se explican a sí mismas como igualitarias. Aquí y en Washington. 'Los Angeles Times' informaba ayer de que Hunter Biden reside actualmente en Malibú y dedica su tiempo a la pintura.

Aldama

Secretos de Estado

El Gobierno se rio del Aldama espía (¡la TIA!) y al rato vimos al coronel Vázquez de la Guardia Civil condecorando al comisionista y agradeciéndole la colaboración con un sentimiento en mi opinión constitutivo de delito. Ayer el coronel le dijo al juez que los servicios de Aldama son secreto de Estado. No lo es que el presunto tenía a sueldo a agentes de la Guardia Civil. Ni tampoco lo es otro caso de corrupción policial reciente y pasmoso: el jefe contra el blanqueo de la UDEF enterrado en dinero negro del narco. Dos habilidades distinguen al ministro Marlaska: la capacidad de construir frases siguiendo leyes inexistentes pero complejas y el don de ser ministro de Interior y mostrar ante los asuntos de Interior una indiferencia como de ministro de Agricultura. La semana pasada le preguntaron en el Congreso por Aldama y por la UDEF. Su respuesta, de lo más laxa y relajada, copio literal: «Así que nosotros, evidentemente, ningún tipo de consideración con la corrupción dentro de las instituciones del Estado y en ese sentido le vuelvo a ratificar, que estoy seguro que usted está convencido, lo ve y lo observa, que en este Ministerio del Interior, y en estos años, no se dice nada de corrupción, y por algo será».

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