Doble dimensión

Del mismo modo, aprovechando que el covid persistente a nada afecta tanto como a la argumentación oficial, el incremento de los delitos que se observaba en 2022 pareció interpretarse como un efecto lógico de la vuelta a la normalidad. Y al mismo tiempo se explicó por la inercia generada durante la anormalidad de las restricciones, ya que el ciberdelito había cogido entre nosotros, como si dijéramos, carrerilla. El documento reflejaba un incremento del 35% en los robos con violencia, pero el consejero instó a situar las cifras en «su verdadera dimensión», refiriéndose a que esos delitos suponían un 3% del total.

Ahora sabemos que otra memoria referente a 2022, esta vez la de la viceconsejería de Seguridad, dimensiona suponemos que verdaderamente el aumento de la criminalidad refiriendo «cifras de récord» y situando 2022 como el «más criminógeno» de los últimos diez años. Llama la atención la fórmula, porque conocíamos los factores criminógenos, o sea, los que favorecen el crimen, pero no los periodos criminógenos, que imaginamos son aquellos que lo acumulan. Pero aun así llama más la atención que sean precisamente los robos con violencia que el consejero pedía dimensionar en su justa medida los que más preocupan a la Ertzaintza, cuya labor se analiza en la memoria.

Esa preocupación policial no se explica tanto por el número de los robos con violencia como porque su gravedad, y su costumbre de mandar al ciudadano al hospital, causa alarma social y genera sensación de inseguridad. Si lo piensan, la forma de dimensionar de la Ertzaintza parece más lógica y también más efectiva. Lo habitual es que el ciudadano en la calle se sienta o no se sienta seguro. Sin más. Lo extraordinario sería que repasar las estadísticas le sirviese para adentrarse con toda tranquilidad por ese parque oscuro por el que tarda menos en llegar a casa.

Liz Truss pasará a la historia como 'premier' efímera, pero pintaba bien en las categorías inferiores. Por ejemplo, cuando era secretaria del Foreign Office y se llevó a su equipo a la mansión oficial de Chevening para preparar las primarias contra Sunak. El 'Guardian' reveló en diciembre que esas reuniones parecían fiestas y dejaban rastros de cocaína. Ahora sabemos que Truss protesta por unas facturas gubernamentales por la estancia de sus invitados y por cosas como el reemplazo de los albornoces y zapatillas que desaparecieron. 13.500 euros en total. Unos 135 por los albornoces. Pues tampoco serían tantos. Y, conociendo a los políticos ingleses metidos en faena, hasta parece sensato llevarse el albornoz puesto si has perdido tu ropa y vas disfrazado de oficial de la Wehrmacht o de Winnie the Pooh sadomaso.

Tras sus conciertos en Barcelona, se le alaba a Springsteen la energía, pero ha sido mejor su habilidad para esquivar a la multitud de políticos autonómicos y nacionales que, estando en campaña, habrán intentado dejarse caer y hacerse una fotito, si pudiese ser también con los Obama. Cómo estará el patio que un «Hola, Cataluña» del cantante fue interpretado como un alegato independentista mientras entre los rescoldos de la hiperventilación casi prende la idea de que Springsteen arrancó con 'No surrender' por Puigdemont. Pues nada. La canción abre los conciertos de la gira, en Barcelona y en Baltimore, pero igual no es porque sea la primera del 'setlist', sino porque la admiración del 'Boss' por el expresident es incontenible.