Danza de la lluvia

Así que ayer hizo mucho calor y lo que en otro momento habría sido un comienzo de mayo promisorio fue una amenaza. En un programa de la tele nacional apareció una concejala de una capital vasca redirigiendo a la población civil hacia las fuentes. Y celebrando lo que parecía el descubrimiento de un misterioso fenómeno óptico que hace que los objetos opacos obstaculicen el paso de la luz y generen espacios de oscuridad y frescor compatibles con la vida. Sombra, lo llamaban. No hay duda de que nos enfrentamos con la mayor decisión a la crisis climática. Con la máxima decisión enunciativa. Mientras tanto, los pantanos del país alcanzan los niveles más bajos de los últimos treinta años y en Andalucía se comienza a hablar de restricciones a partir de octubre. En Cataluña las hay ya en casi quinientos municipios. La buena noticia es que en AEMET intuyen que el otoño podría ser lluvioso. Es pronto para asegurarlo, insisten, pero parece que en sus previsiones el cielo proveerá. Solo cabe esperar que suceda de un modo benefactor y abundante, aunque eso obligue a nuestros líderes a recurrir a la ciencia para explicarnos con urgencia el funcionamiento del paraguas.

Tras ser condenado por el 'caso De Miguel' a cuatro años de inhabilitación, Alfonso Arriola sigue en su puesto en el Departamento de Desarrollo Económico. A cinco minutos de preguntar por qué tanta insistencia con eso de que los condenados se vean privados de bienes y derechos, el Gobierno vasco explica que la condena se refiere a «sociedades participadas por capital público» y no a la Administración. Usted ha levantado una ceja, pero en Lakua no necesitan aclaraciones de la Audiencia. Demostrando que la firmeza gubernamental en este asunto roza el draconismo, el portavoz Zupiria explicó que Arriola, eso sí, no será ascendido, como lo fue por ejemplo el propio De Miguel antes de la condena. El portavoz omitió un detalle: el condenado es inascendible, al estar ya en la cima del funcionariado.

EL PSG sanciona a Messi con una suspensión de dos semanas de empleo y sueldo y se da por hecho que no seguirá en el equipo francés. Eso abre la puerta de su regreso al Barça, pero lo interesante es que la sanción ha tenido que ver con un viaje del futbolista a Riad para promocionar el turismo en Arabia Saudí. El PSG es propiedad de un jeque qatarí. Y Arabia Saudí es el rival tradicional de Qatar en la zona. Hay que adaptarse al paradigma del nuevo petrofútbol. Así que no descarten que lo sucedido sea realmente escandaloso e inadmisible. Peor que si en el fútbol de ayer pillasen a Joaquín, no solo a deshoras en la feria, sino en la caseta del Sevilla y bailando el himno del Arrebato con una camiseta de Kanouté encima del traje.