Hay quien quiere conectar con su niño interior, pero a mí me gustaría hablar con mi yo de hace solo cinco años. Para contarle las novedades en días como ayer. Y ver qué cara pone al enterarse de que el PSOE ha aprobado una ley ... de amnistía diseñada para Puigdemont porque el Gobierno depende de él y que Ábalos ha votado a favor desde el Grupo Mixto. También que Óscar Puente es ministro y se enzarza en Twitter con Risto Mejide, que en Cataluña se adelantan las elecciones por culpa de un Hard Rock que impulsa en Tarragona la nación semínola y que Pablo Iglesias inicia una nueva aventura y abre, junto a un poeta argentino y un cantautor de Toledo, una taberna en Lavapiés.

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Como volverse loco a uno mismo retrospectivamente no parece inteligente, lo que ya no le diría a mi yo de 2019 es que Yolanda Díaz va a fundar al fin, primavera de 2024, el partido que presentó en la primavera de 2022 y con el que se presentó a las elecciones del verano de 2023. Y que en el acto fundacional cobra entrada. Un eurillo por acceder, se entiende que como método de control de multitudes. Pero hasta veinte si además de la entrada adquieres comida y un «recuerdo» y aportas una donación. El acto tendrá lugar el Sábado de Pasión, víspera de entradas triunfales y grandes sufrimientos, en un recinto con aforo para cuatro mil personas.

Tras algunas fracturas y un fiasco electoral en Galicia, y con una creciente tensión con su socio de Gobierno, Sumar es quizás el primer partido de la historia que nace en el peor momento de su historia. Pero también es la primera vez que Yolanda Díaz consigue eso tan redicho de cambiar el paradigma: su mitin no se llenará movilizando autobuses y distribuyendo bocadillos, sino cobrándole al simpatizante la entrada y la manduca, que aún está por detallar pero tendrá opción vegetariana, vegana y celíaca. Ojalá se encargase del catering la nueva taberna de Pablo Iglesias, que parece tener unos fogones ingeniosos y transfronterizos. Qué reminiscencias si Pablo consiguiese al fin neutralizar a Íñigo enviando a uno de sus hombres con un 'poulet' bajo el abrigo.

Francisco

Callejeros: Vaticano

El papa Francisco publica autobiografía. Su Irene Lozano es Fabio Marchese, un periodista italiano, y el título es flojo, 'Vida', pero el subtítulo es muy argentino: 'Mi historia en la Historia'. El paso definitivamente porteño habría sido subtitular 'Yo y la Historia'. Lo de la historia se explica al parecer porque Francisco relata en el libro «desde su personalísimo punto de vista» acontecimientos como la llegada a la Luna, la caída del Muro o el Mundial 86. Ojalá Bergoglio sea valiente y aclare si la mano de Diego fue pecado y si lo de atribuirle después la trampa a Dios es, como parece, sacrilegio. No se sabe qué podrá decir el papa sobre «los años del exterminio nazi de los judíos» que coincidieron con los primeros años de su vida, aunque puede que haya estado revisando cajones y nos aclare algo sobre el papel de Pío XII, que sí estuvo allí. El libro llega impulsado por la revelación de que, a sus 88, Francisco no planea dimitir, lo que todavía le abre a Biden la posibilidad de un tercer mandato. Ah, y que tuvo novia, aunque eso lo sabíamos desde 2013. «The pope callejero», define la editorial HarperCollins en las contraportadas anglosajonas, exagerando como es habitual por motivos promocionales.

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