Bebé Macron
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Gabriel Attal se convierte en el primer ministro más joven de la historiaEl nuevo primer ministro francés se llama Gabriel Attal, tiene treinta y cuatro años y los partidarios le han recibido todos alabándole la energía, como si en lugar de un joven fuese una batería. Además de los vatios-hora, Emmanuel Macron le ha exigido «superación ... y audacia». Attal era ministro de Educación y en Francia no se descarta que el presidente lo haya colocado como versión rejuvenecida de sí mismo en la línea de sucesión. El nuevo primer ministro sí parece compartir con Macron cierto instinto político al tiempo letal y epiceno. Lástima que en Francia no vean lo evidente: el triunfo de Gabriel Attal -tan centrado y pulido, tan prometedor- es en realidad el triunfo póstumo y deslocalizado de Albert Rivera. El sueño de Ciudadanos no habrá sido en vano si el nuevo primer ministro se refiere una sola vez a su familia de autónomos. Ojalá lo haga en la solemnidad de Matignon: «Je suis fils et petit-fils de travailleurs indépendants». Por supuesto, Attal -los medios ingleses lo apodaban ayer 'Baby Macron'- no es hijo de autónomos sino de la élite parisina. La suya es otra biografía florecida entre el brillo y el poder. Su padre era productor de cine. Su pareja lidera en el Parlamento europeo el grupo liberal: ayer recibió a Ortuzar y Pradales en Bruselas. Que esa pareja sea un hombre convierte a Attal en el primer ministro más joven de la historia y en el primero «abiertamente gay». Al feroz Mélenchon le preocupa solo la juventud. «Ay de los pueblos cuyos príncipes son niños», tuiteó el líder de la Francia Insumisa, que odiará a Israel pero no al Eclesiastés. Pero, en el fondo, ¿qué importancia tiene la edad de un candidato? A mediados de la década pasada nuestra política vio en la juventud una firme promesa de renovación. Como en 'El Señor de las Moscas' toda la energía se destinó a la matanza y de aquello solo queda vivo Pedro Sánchez, que ya ha cumplido los cincuenta y luce canas y se enfrenta a un señor gallego de sesenta años en lo que viene a ser una rivalidad española tan arquetípica y recurrente como la de Lagartijo y Frascuelo, sin ánimo de señalar.
'Toconao'
Los pellets ya están en la playa vizcaína de La Arena y el Gobierno vasco tiene activado un plan especial para intentar interceptar las bolitas de tereftalato de polietileno en alta mar, antes de que lleguen a la costa. No es sencillo, pero la alternativa es peor: cribar arena. En cualquier caso, si no lo he entendido mal la responsabilidad de lo que pueda ocurrir es toda de la Xunta de Galicia al estar ante un desastre ecológico que, sin tener nada que ver con el 'Prestige', remite directamente al 'Prestige', catástrofe ecológica que, como recordarán, fue toda culpa del Gobierno central. En esta ocasión el barco se llama 'Toconao' y el 8 de diciembre perdió un contenedor de pellets en aguas portuguesas. Un mes después nos estalla el escándalo. Por ahora los pellets no parecen demasiado tóxicos pero son más microplásticos que mejor no añadir a la cadena trófica. Las elecciones gallegas sí son tóxicas y explican los intentos de resucitar el 'Nunca Mais'. El espectáculo es extenuante y confirma la maldición: es imposible afrontar con eficacia cualquier asunto del que los partidos crean que pueden sacar rédito. El 'Prestige' Álvarez Cascos casi lo bombardea con unos F-18. Un petrolero. Cualquier tiempo pasado no fue peor.
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