Bajos vuelos

El fin de los vuelos entre ciudades cercanas tiene que ver por supuesto con la reducción de emisiones de carbono. Si salvar el mundo no les parece una justificación suficiente, piensen que un breve trayecto en tren es siempre más cómodo, sencillo y elegante que un viaje en avión. Sobre todo, desde que pisar el aeropuerto es dar comienzo a un experimento de despotismo militarizado en la troposfera. Que no digo yo que lo de reducir la huella de carbono esté mal. Solo digo que ver el paisaje por la ventanilla y caminar hasta el vagón cafetería es mejor. El problema es que en España Podemos propone suprimir los vuelos entre ciudades que estén hasta a cuatro horas en tren y para mejorar a los franceses necesitamos enlaces ferroviarios «regulares, rápidos y eficaces». No es nuestro caso. A veces no tenemos ni enlaces. De tenerlos además baratos, es probable que las aerolíneas terminasen retirando los aviones sin intermediación gubernamental. Y así llegamos por supuesto a Mbappé. Recordarán que el futbolista se rió mucho en una rueda de prensa cuando se le reprochó al PSG que hubiese viajado en avión a Nantes, que está a dos horas en tren de París. «¿Quieres que vayamos en un carro de vela?», preguntó el entrenador Galtier. No, hombre. Si se puede elegir, quiero que el PSG se desplace en el avión privado del jeque. Y que el avión sea derribado por un caza de la Armée alegando motivos medioambientales.

El Frente Popular de Judea debate en la grada del anfiteatro y Eric Idle anuncia su deseo «como hombre» de ser mujer, tener hijos y llamarse Loretta. Cuando los camaradas le recuerdan que no tiene útero, Loretta asegura que «tener hijos si lo desea es el derecho de todo hombre». Esta escena de 'La vida de Brian' va a desaparecer de una próxima versión teatral porque los actores se niegan a interpretarla. «No puedes hacer lo de Loretta hoy», le han dicho a John Cleese, que con los Monty Python hizo algo al parecer más sencillo en 1979: lo de Jesucristo. El episodio muestra con oportuna exactitud cómo funciona una religión sustitutoria. Y eso no es lo peor. Lo peor es que desde el burladero acobardado parezca exigírsele a John Cleese que plante cara. Como si de reírse en las narices del sumo sacerdote que hoy juzga y condena solo pudiesen encargarse los Monty Python, los cuatro que quedan. A sus ochenta y tantos.

Ayer se habló de Vinicius en la ONU, Cannes (Almodóvar) y un editorial de 'The Times' titulado 'La vergüenza de España'. Cierto que el diario británico también le hacía ayer un publirreportaje a Ayuso tan lleno de tópicos taurinos que se echaban a faltar los bandoleros. La presión ha hecho en cualquier caso que Tebas se disculpe y que se le retire a Vinicius la roja por el manotazo aquel. A poco que hoy salga el tema en el Vaticano, algunas de las ocasiones falladas últimamente por el joven extremo comenzarán a contarse, obviamente, como goles.