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La vicepresidenta segunda elogia al Papa por el lado sociolaboralVolvió Yolanda Díaz al Vaticano y se reunió durante más de una hora con el Papa. Al parecer, no es frecuente que una audiencia se alargue tanto. Yo al principio pensé que, al estar mayor la jerarquía eclesiástica, igual confundieron todos a la vicepresidenta del ... Gobierno con Paloma Gómez Borrero y se alegraron mucho de verla. Fue la propia vicepresidenta la que me sacó de mi error, al explicar tras el encuentro que el vínculo entre gallegos y argentinos es «muy especial» y que ella y el Papa habían hablado «de todos y cada uno de los problemas cruciales que estamos viviendo en el Planeta». Todos y cada uno. En el Planeta. Ojalá lo detectase Francisco en términos doctrinales: multiplica Yolanda Díaz lo inane como se multiplicaron los panes junto al mar de Galilea.
La vicepresidenta también definió al Papa como «el mejor embajador del trabajo decente en el mundo». Esto es magnífico. Parece dar a entender que la Doctrina Social de la Iglesia es una innovación de Francisco y abre la posibilidad a que los delegados de Comisiones terminen yendo a la lucha sindical con una estampita del Papa en el pecho. El mundo era más sencillo cuando no bastaba con ser argentino y salir en lo de Évole para disimular que, entre otras muchas cosas, eres uno de los hombres más poderosos del mundo. Qué tiempos cuando Wojtyla escribía la encíclica 'Sobre el trabajo humano' como recién salido de los astilleros de Gdansk y el portavoz de IU en el Congreso no se conmovía y lo situaba políticamente «a la derecha de Don Pelayo».
Ahora la lideresa a la izquierda del PSOE profesa admiración al Papa y sale del Palacio Apostólico radiante y beatífica, elevada por la Gracia. Además de extraño, todo es efímero. Hace dos años en Podemos celebraron el primer encuentro entre Yolanda Díaz y Francisco como un triunfo de la gente. Y ayer el segundo encuentro le sirvió a la militancia tuitera para equiparar a la vicepresidenta con Carmen Polo de Franco. Yolanda Díaz dijo otra de esas frases suyas en Roma: «La esperanza nunca defrauda». Que se lo pregunten a Pablo Iglesias. O a cualquiera.
Paliativos
En España solo la mitad de los enfermos complejos reciben cuidados paliativos. El dato lo da el doctor Gómez Sancho, un referente mundial en la materia, y explica a continuación lo que significa: 75.000 ciudadanos muriendo cada año entre dolores intensos que son evitables. El experto asegura que en España el último suspiro lo emitimos con un llamativo nivel postsoviético de confort. Al sufrimiento del enfermo súmenle el de sus familiares. Lo digo por razones obvias y por si la política está calculando que los moribundos al fin y al cabo no votan. Bueno, sus familiares sí lo hacen. Y pocas cosas hablan mejor de una sociedad que aspira al bienestar de sus integrantes que la posibilidad de morir apaciblemente en tu propia cama. Los hospitales están muy bien para las emergencias y las reparaciones. Pero como en casa no se muere en ningún sitio. El doctor Gómez Sancho pide formación en las universidades e implicación en los gobiernos. También que la muerte no se esconda como una anomalía y se acepte como parte de la vida. Los cuidados paliativos también contribuyen a ese fin. En las condiciones adecuadas, lo último que hacen los padres por sus hijos es enseñarles a morir sin miedo.
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