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Cuando el año toca a su fin es habitual hacer balance de lo bueno y malo y en esas andamos estos días. Cada medio de comunicación ha lanzado en las últimas semanas y con relativo orgullo su listado de recomendaciones con lo mejor de 2019, ... pero lo cierto es que uno echa un vistazo y no deja de ver las mismas series repetidas una y otra vez. Que si 'Chernobyl', que si 'Succession', que si 'Years & Years', que si 'Watchmen', que si 'Fleabag', que si 'La casa de papel'... Nunca antes un 'canon' se había configurado de forma tan simplona y fácil. Pero ahí está. ¿Qué significa esto? Pues, por un lado, que ese puñado de series son realmente buenas y que, más allá de gustos personales, pueden satisfacer al espectador medio sin problemas. Por el otro, que nuestros gustos y opiniones son cada vez más uniformes y que la capacidad de sorpresa de muchas de las producciones venideras podría verse mermada.
No me entiendan mal. Siempre habrá pequeñas joyas a las que aferrarse. 'Kidding', la serie que recuperó a Jim Carrey como actor en 2018, fue una de ellas, pero pocos listados la pusieron en el lugar que corresponde. Y el pasado año ocurrió otro tanto de lo mismo con ficciones como 'After Life', ese canto a la vida a través de la pérdida y el duelo del siempre necesario Ricky Gervais; la producción animada de viajes en el tiempo 'Undone', desarrollada por Raphael Bob-Waksberg, responsable de 'Bojack Horseman', y 'Too Old To Die Young', casi una antología de películas en formato episódico y con personajes compartidos dirigida por Nicolas Winding Refn, el cineasta detrás de 'Drive'.
Pero frente a estos destellos de originalidad, el excesivo número de producciones juega a la contra. El estallido de plataformas digitales como HBO, Amazon Prime Video, Movistar, Netflix, Apple TV+ y, en un futuro cercano, Disney+ ha propiciado producciones con menos personalidad, que buscan contentar y mantener en vilo a un público harto conocido y segmentado. ¿El resultado? Cada vez es más difícil que los estudios se arriesguen -la escasa ambición de Apple TV+ en sus primeros pasos es un ejemplo-. Sólo Amazon Prime Video parece tener un estilo propio, que es no tener estilo, pero se está dejando una millonada por el camino y habrá que ver en qué acaba la cosa.
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