Preguntado por el Guggenheim de Urdaibai en una entrevista en Radio Euskadi, el portavoz Zupiria dijo hace diez días que no sabía si el museo se hará o no. Fue una sorpresa. El diputado general de Bizkaia llevaba tiempo diciendo que el museo se hará « ... sí o sí». ¿Ustedes lo notan? Lo que está consiguiendo nuestra política con los adverbios es impresionante. Están llegando lejísimos con eso. Ya bastan un par de adverbios monosílabos para que dos gobernantes del mismo partido puedan construir tres hipótesis diferentes sobre la existencia de un museo: sí, no y sí o sí. Por desgracia, la proverbial disciplina del PNV ha evitado que el diputado general de Bizkaia y el portavoz del Gobierno vasco profundicen en el choque de ideas. Unai Rementeria podría haber explicado que el museo se hará sí, sí o sí. Y Bingen Zupiria contestarle que puede que sí o puede que no, pero también al revés: puede que no y puede que sí.

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Recapitulando: vistas en conjunto, las instituciones vascas no parecen tener tan claro lo del Guggenheim de Urdaibai. Pues vayamos a los Presupuestos del Estado y adivinen a qué proyecto se destina la mitad de los cuarenta y seis millones que suman las enmiendas del PNV por el lado cultural. Eso es: al Guggenheim de Urdaibai. ¿Entonces se hace sí o sí o quizá no? Es el momento de ampliar el campo de visión: Denis Itxaso dijo hace nueve días que, antes de pedir la implicación del Gobierno, las instituciones vascas debían ponerse de acuerdo y «despejar las incógnitas». Al ser del partido que ha hecho del 'no es no' epistemología, al delegado del Gobierno se le quedan pequeños los adverbios y ya utiliza incógnitas. La equis, por ejemplo, se resuelve con veinticinco millones para el Guggenheim bis. No se trata de una partida directa, sino que se deduce del Cupo. Y se destina a «actuaciones singulares de desarrollo sostenible», que ni se sabe lo que significa. Casi quince años después, el Guggenheim de Urdaibai es un proyecto que está a la vez en duda y en marcha. Parte de las dudas son medioambientales. Digamos que hay reservas por la Reserva de la Biosfera. Pues eso sí que no se explica. En términos ecológicos, yo creo que hay que hacer el museo. Los activistas tendrán así otro lugar con cuadros al que ir a pegarse las cabezas.

FEIJÓO

Líder blandengue

Como dicen los del boxeo, a Feijóo le han trabajado el espanto. Su volantazo con la renovación del CGPJ es inexplicable y el argumento de que no se puede solucionar de una vez lo de los jueces porque el Gobierno juega duro y va a reformar el delito de sedición no se sostiene. Pero eso no quita para que desde este rincón denunciemos que al líder del PP se le diga ahora que le tiemblan las piernas, que no aguanta la presión y que pierde los pulsos porque tiene esos bracitos. ¿Pero qué clase de masculinidad tóxica es esa? ¿No aprendemos nada de los anuncios que hace el Ministerio de Igualdad? Que ayer el exultante ministro Bolaños parecía El Fary o un columnista. Solo le faltaba pedirse un coñac y un palillo mientras repetía por las teles y las radios que necesitamos un líder de la oposición que no blandee, uno que sepa estar en su sitio, amigo mío, un pedazo de líder de la oposición, con su par de pelotas, eso es lo que necesitamos.

TWITTER

Cuerdos de atar

Tras comprar Twitter, Elon Musk entró en la sede de la compañía cargando con un lavabo. Era un chiste intraducible. Más o menos como si alguien proclama que ha sentado la cabeza cargando con una silla en la que hay depositada una cabeza. Lo siguiente que hizo Musk fue despedir a los directivos y asegurar que no llega a la empresa por la pasta sino por «el futuro de la civilización». Donald Trump celebró ayer que por fin «una persona cuerda» está al frente de Twitter. «¡Amo la verdad!», añadió el expresidente. Otro chiste imposible de traducir.

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