![Multitud con menos gente](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201909/13/media/cortadas/opi-gurrutxaga-krKE-U90123089918BhC-624x385@El%20Correo.jpg)
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La Guardia Urbana cifró en torno a 600.000 los manifestantes que acudieron a la movilización de la Diada en favor de la independencia. Para algunos la multitud congregada refleja el pinchazo, la desmovilización del secesionismo, como si fuera un anticipo de un proceso irreversible ... de aminoración del independentismo. Para el independentismo los seis centenares de miles suponen una multitud que no se da en ningún otro lugar de Europa.
Ambas apreciaciones tienen razón cuando menos cuando se refieren a la realidad de los hechos. Tienen razón los independentistas cuando afirman que la Diada reunió a una multitud, que si se produjera en cualquier otra comunidad política o capital europea sería considerada como un éxito. Tienen razón cuando afirman que lo que está sucediendo en Cataluña en el ámbito de la movilización ciudadana es un caso único en las democracias parlamentarias. Tienen razón los que hablan de desmovilización y retroceso importante en cuanto al número de manifestantes, pues los seiscientos mil, aun siendo una multitud, es mucha menos multitud al valorarla con las cifras de años anteriores.
Frente a los que se resisten a reconocer la naturaleza política del problema y su indiscutible dimensión política y social, hay que señalar que el carácter multitudinario de las Diadas celebradas desde 2012 explica el éxito electoral que ha logrado el independentismo, convirtiéndose para dos millones de votantes en la opción prioritaria, cuando casi tres cuartas partes de ese electorado optaba por soluciones autonomistas. Ésta es la gran transformación que se ha dado en la mitad de la sociedad catalana y que ha arraigado con solidez en el conjunto del territorio, lo que me hace pensar que estamos ante hechos constitutivos nuevos más que ante un fenómeno coyuntural.
Sin embargo, las formaciones independentistas han fracasado en la plasmación de su proyecto político. Cometieron errores de calado al considerar que estaban en condiciones de llevar adelante una estrategia unilateral de ruptura no solo contra el Estado sino también frente a la otra mitad de los catalanes. De aquella experiencia fracasada algunos parece que han llegado al convencimiento de que el 1-O no se puede repetir. Que no se puede aspirar a poner en marcha un proceso a la independencia sin una mayoría social clara y no solo parlamentaria. Que la unilateralidad solo tiene sentido en una estrategia insurreccional, sin cabida en el marco de la UE. Que no hay más vía que la del diálogo y el acuerdo. Sin embargo, hay otros sectores que lejos de esta revisión autocrítica, consideran que el 1 de Octubre los catalanes ya decidieron la independencia por lo que el diálogo solo tiene sentido para poner en marcha lo decidido. Dos estrategias radicalmente distintas y enfrentadas que tratan de ocultar una extraordinaria rivalidad por la disputa de la hegemonía. Dos estrategias que, más pronto que tarde, van a tener que medirse en unas elecciones autonómicas, una vez se conozca la sentencia del Supremo. 'Unitat' fue la demanda más coreada en la Diada. Una petición que todos quieren, a la que nadie se opone, pero que hoy resulta imposible. El independentismo hoy no está en condiciones de articular una estrategia unitaria.
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