Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
En mi profesión, cuando algún periodista se queja de lo duro del oficio, siempre hay alguien que replica: «¡Peor sería trabajar!». Eso pensaba yo de Meghan y Enrique de Sussex. Que podían estar hasta la (a falta de corona) coronilla de ser el blanco de ... todos los dardos, 'jartos' de pasarse el día bajo el implacable escrutinio del ojo público, dolidos por los sibilinos desprecios de sus reales parientes, pero que a pesar de todo... ¡peor sería trabajar! Por eso, su decisión de 'hacerse mayores', de ser autónomos, de renunciar (gradualmente) a la suculenta 'paga' de la abuela Isabel II e irse de palacio decididos a buscarse un curro con el que ganarse el pan me ha dejado con la mosca detrás de la oreja.
Pienso en el terrorífico ambiente que debe de reinar (nunca mejor dicho) en Buckingham Palace como para que uno de sus miembros esté dispuesto a renunciar a cobrar la Bonoloto que le tocó al nacer. Y cómo será de rara la corona británica (y los que la representan) que la simple pretensión por parte de dos de sus integrantes de aspirar a ser personas normales (de las que viven de un sueldo) ha desatado en la institución una profunda crisis sin precedentes. Siempre he pensado que Meghan, entre los Windsor, ha sido como la sobrina adolescente de 'La Familia Monster' (la serie en blanco y negro que alegró mi infancia). Aquella chica era rubia, guapa y normal. Y precisamente por eso los Monster (en ese mundo al revés que era su hogar) la compadecían por considerarla un bicho raro.
Recuerdo a Yvonne de Carlo (Middleton de primer apellido), en su papel de vampiresa ama de casa, abriendo la ventana de par en par en plena tormenta y exclamando alegremente: «¡Qué buen día para colgar la ropa!». En mi casa aquella frase se convirtió en consigna cada vez que llovía a mares. Y, si no fuera porque sé que ella no tiende personalmente la ropa, me costaría poco imaginarme a Isabel II en semejante tesitura. Admitámoslo, ser un 'royal' de toda la vida tiene algo de friqui. Hasta a la cuñada Kate se le está poniendo cara de Maléfica por mimetizarse con los Windsor. Pero Meghan se ha vengado no acudiendo ayer a la 'cumbre de Sandringham' e interviniendo por teléfono. Me pregunto si habrá empleado su voz real o la de su nuevo personaje de Disney.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.