Metro y medio

Ahora el Gobierno establece en el decreto de la nueva normalidad que la mascarilla seguirá siendo obligatoria, pero que la distancia social pasará a ser de metro y medio. El PNV y Ciudadanos apoyan la medida y la verdad es que a Edmundo Bal yo le noto bastante unochentista, alto por encima de sus posibilidades quiero decir, un poco como el extinto Albert Rivera. Juan Carlos Girauta sí debe de ser algo más grande, pero ha devenido en 'berseker' y no puede uno ni acercarse. Como Gorriarán cuando el naufragio de UPyD. Tampoco deja de ser curioso que en España los portavoces de los partidos modernos, liberales y regeneradores, en vez de despedirse en plan guay y europeo, pedagógico, rollo Ignatieff, terminen pegando alaridos en Twitter como el cura Santa Cruz o el mismísimo Lerroux resucitado.

Pero no nos distraigamos. La reducción de la distancia de seguridad en 50 centímetros garantiza por decreto el apelotonamiento ciudadano. Piensen que el español medio va a pensar que ahora sí debe mantener una distancia menor a lo que él mismo mide. No descarten que la nueva normalidad sea por tanto íntima. 'Cheek to cheek'. Bailar pegados. Metro y medio no es nada, pero Ciudadanos cree que puede ser mucho cuando se trata de establecer aforos y «reactivar la economía». La distancia prodigiosa, en realidad, es la que mantiene el Gobierno, a medio camino entre Ciudadanos y el PNV. Es lo imposible. Como si tal cosa.

Hay una contradicción en el mensaje que traslada Nekane Murga tras la reaparición del coronavirus en los hospitales vascos. Insiste la consejera en que el riesgo cero no existe y en que la posibilidad del rebrote estaba en la hoja de ruta, dando a entender que lo que ocurre estaba previsto. Que a continuación informe de que los contagios, sobre todo en Basurto, obligan a tomar medidas un tanto repentinas e indeterminadas en lo referente a las pruebas a los trabajadores y al control sobre las visitas de los enfermos transforma la pretendida seguridad en un mar de dudas. Si todo se esperaba, ¿no podían controlarse al máximo las visitas sin necesidad del rebrote? Habla la consejera de ir poniendo barreras al virus según avancen los acontecimientos, pero habría sido mejor ponérselas desde un principio, teniendo en cuenta que los acontecimientos en los hospitales vascos ya avanzaron, hace tres meses, por todo lo alto.

Baleares va a recibir este mes 10.900 turistas alemanes. Ellos creen que vienen a la playa, pero son un grupo de control. Todos planean quedarse más de cinco noches y el Gobierno balear quiere seguirlos de cerca.No tendrán que pasar cuarentena, pero se les harán las pruebas al menor síntoma de coronavirus. Si dan positivo, se les aislará en lugares adecuados. Ya se ve que este verano todas las vacaciones serán de aventura. El ensayo con alemanes, ese echar al teutón por delante a ver qué pasa, reconozcámoslo, es de mucha categoría.