Memoria democrática
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Las instituciones no pueden eludir el oprobio que para la sana realización de las libertades supone cualquier intento de 'blanquear' el terrorismoel correo
Viernes, 28 de junio 2019, 00:46
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Editorial ·
Las instituciones no pueden eludir el oprobio que para la sana realización de las libertades supone cualquier intento de 'blanquear' el terrorismoel correo
Viernes, 28 de junio 2019, 00:46
El acto que desde hace catorce años celebra el Congreso de los Diputados cada 27 de junio en memoria de las víctimas del terrorismo trata de preservar el recuerdo institucional de quienes fueron objeto de la extrema injusticia en nombre de fines pretendidamente políticos, y ... cuyo involuntario sacrificio jalona la historia reciente de la democracia española. Pero el protagonismo de aquellos que continúan tratando de legitimar la violencia pasada como etapa ineludible de su cruel visión histórica se convierte en un lacerante agravio para los deudos de las personas asesinadas, para la dolorosa existencia de los heridos y para la dignidad de los perseguidos durante años por el terror etarra. El homenaje de ayer contó con la elocuente inasistencia de organizaciones representativas de las víctimas de ETA. También Vox se ausentó del hemiciclo y el representante de EH Bildu se limitó a asistir al minuto de silencio para evitar las palabras de Mari Mar Blanco. La presidenta de la Fundación de las Víctimas del Terrorismo advirtió de que «no todos los partidos políticos merecen igual consideración», en referencia a la izquierda abertzale y al papel que pudiera jugar en la gobernabilidad de Navarra y de España.
La víspera, Arnaldo Otegi había rehusado condenar la violencia de ETA y sugerido una cierta desconsideración en el trato a las víctimas por parte de la izquierda abertzale, pero sin profundizar en el atisbo de autocrítica. La representación de las víctimas ha de ser ejercida desde la asunción de que corresponde a las instituciones de la democracia fijar las líneas de actuación de los poderes públicos. Pero estos no pueden eludir el oprobio que para la convivencia y la sana realización de las libertades supone cualquier intento de 'blanquear' el terrorismo de manera retrospectiva. La izquierda abertzale explica la renuncia al empleo del terror como reflejo de un cambio estratégico. Niega así que se trate de una rectificación de calado ético. Al calificar a Otegi o a 'Josu Ternera' de «artífices de la paz» presenta la desaparición definitiva de ETA como una concesión del terrorismo que los ciudadanos deberían agradecer. Es por lo que el Parlamento vasco no ha conseguido pronunciarse unánimemente sobre la memoria y convivencia. Y por lo que todo acto de recuerdo institucional hacia las víctimas del terror quedará ensombrecido mientras persistan los homenajes a los presos etarras y la vindicación del terrorismo pasado como muestra de la resistencia que permitiría hoy a EH Bildu contar con cuatro diputados y dos senadores en las Cortes.
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