

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
A medida que avanza el blanqueamiento de la izquierda abertzale, arrecian los rumores de un posible pacto de izquierdas en Euskadi. El PSE se siente ... incómodo con esta idea que sabe que le resta apoyos y favorece al PNV, que se muestra como única alternativa a liderar un Gobierno sin la presencia de Bildu. Ha sido el propio PSOE el que ha alimentado el rumor de esta opción por sus pactos con los de Otegi en el Congreso de los Diputados, para cabreo del PNV, celoso de su influencia en las Cortes, y del propio PSE, que queda al margen de esas negociaciones.
Pero no hay temor a que se materialice. La sociedad vasca sabe que no se dan las circunstancias para que se llegue a producir a pesar de que el Parlamento vasco será, en la próxima legislatura, como ya lo ha sido en esta, mayoritariamente de izquierdas. EH Bildu, Podemos y PSE suman, con 38 escaños, la mayoría absoluta de la Cámara vasca. Parece que en la próxima ocasión esta cuenta se podrá revalidar, aunque no se emplee para formar gobierno.
Sin embargo, la mayoría de izquierdas sí que tiene peso en las resoluciones del Parlamento vasco y de las muchas instituciones en las que suman mayoría. A eso habría que añadir la habitual tendencia del PNV a alinearse con la izquierda. En el PNV dan un respingo cuando se les califica de derechas y tampoco les agrada que los llamen de centro. Prefieren colocarse en espacios ambiguos e interclasistas que no molestan a nadie. Sin querer alinearse, lo cierto es que su opción tradicional es la de mirar a la izquierda.
El PNV fue el socio de Zapatero en todos sus presupuestos salvo en uno. Los apoyó incluso siendo desalojado de Ajuria Enea por un pacto PSE-PP. También apoyó la ley socialista del aborto y otras leyes de ese corte. Alguien dirá que también apoyó los presupuestos de Rajoy, pero esto solo sucedió en un ejercicio en el que el PSOE estaba dirigido por una gestora y no podía enfrentarse a nuevas elecciones. Al año siguiente, el PNV acordó unos presupuestos con el PP, pero la lealtad al pacto duró menos que el trámite parlamentario, y acabó aprobando los presupuestos del Gobierno de Sánchez, al que también sumó sus votos.
Hoy, el PNV es un fiel aliado del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, al que sostiene junto con los votos de otros partidos de izquierda como ERC o Bildu. El PNV se siente cómodo con esa vertiente ideológica en el gobierno de la mayoría de las instituciones vascas.
No es, pues, extraño, que el presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, se mostrara ufano al contestar en una reciente entrevista de televisión que las ventajas del País Vasco se debían a tener una presión fiscal mayor a la del resto de España. Su posición coincide con la que Iñigo Urkullu expresó en diciembre del año pasado cuando dijo que «Hay paraísos fiscales en el Estado español que nos condicionan».
La izquierda, por tanto, va a estar presente en el próximo Parlamento vasco y el PNV se sentirá cómodo con ella. La labor de moderación que el PP ha ejercido en distintas oportunidades de esta pasada legislatura podría no llegar a requerirse y la tendencia al incremento del gasto público y la intervención de la Administración en todos los órdenes seguirá el curso creciente.
Bildu tendrá que esperar y seguir lavándose la cara. Hay muchos inconvenientes para que un pacto de esa naturaleza se pueda producir en Euskadi. Para empezar, el efecto tóxico que tiene la izquierda abertzale en todo lo que toca y no sólo fuera del País Vasco. Ya se ha visto la reacción del PNV al acuerdo sobre la reforma laboral, y eso a pesar de que los jeltzales han venido defendiendo lo mismo que PSOE y Bildu acordaron en Madrid.
Por otra parte, Bildu no aporta en el Congreso los escaños suficientes como para que el PSOE se la juegue a esa carta.
Pero Bildu también tiene problemas propios que alejan a esta formación de los gobiernos. Para empezar, el seguir contando como líder con quien fue secuestrador de la banda terrorista ETA, lo que, afortunadamente, disuade a muchos vascos de izquierdas de votar a esa formación.
La sociedad vasca, que confía principalmente en nacionalistas, no es una sociedad independentista. Nunca lo ha sido. El PNV no fue nada hasta que los sectores moderados se hicieron con esa formación tras la muerte de Sabino Arana. El pragmatismo siempre le ha dado mejor resultado. La radicalidad, como le sucedió con Ibarretxe, lo ha alejado del poder.
Y siendo la vasca una población mayoritariamente de izquierdas y nacionalista, paradójicamente, la izquierda abertzale no es alternativa. El independentismo de Bildu representa a muchos vascos que también lo son, pero aleja a esta formación del liderazgo de la izquierda en el País Vasco. Pese a la creciente importancia que los portavoces de Bildu dan al debate social, su moderación ideológica es algo que ni ha ocurrido ni nadie percibe, su obstinación en no reprobar los actos de intimidación política los vuelve a colocar fuera de nuevas mayorías.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.