
Qué hacemos con este libro
Queremos comprender el mal. Llámenlo morbo, pero lo llevamos dentro, junto a la conciencia
Marta San Miguel
Lunes, 24 de marzo 2025, 00:00
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Marta San Miguel
Lunes, 24 de marzo 2025, 00:00
La noche del 24 de enero de 1977, tres hombres irrumpieron en un despacho de abogados de la calle Atocha de Madrid. A punta de ... pistola, juntaron en una sala a las nueve personas que había y sin mediar palabra empezaron a disparar. Después de la masacre, los pistoleros volvieron a casa y siguieron con su vida. Murieron cinco personas, otras cuatro resultaron gravemente heridas. Un tiempo después, la escritora Rosa Montero fue a la cárcel a entrevistarlos. Sintió miedo ante su frialdad, pero los escuchó, les preguntó, se interesó por quiénes eran. Buscaba entender qué podía llevar a un ser humano a hacer algo así. El mal es un monstruo abstracto, pero en su crónica eran jóvenes con recuerdos y vínculos. Cuando la publicó, la sociedad española se le echó encima. La acusaban de blanquear a los asesinos.
Ahora es el escritor Luisgé Martín y su libro 'El odio' el que ha prendido la mecha sobre los límites al contar el testimonio de José Bretón, el hombre que mató en 2011 a sus dos hijos de 6 y 2 años cuando estaba en trámites de separación. La justicia ha paralizado la publicación mientras se debate qué prevalece, si el derecho a la libertad de expresión o el derecho a la intimidad de las víctimas. El mal vende, eso es un hecho, ¿pero qué vende el libro de Bretón? «Averiguar de dónde surge tanto odio para infligir un daño colosal, como se ha hecho en tantísimas obras literarias», dice su editorial, pero lo hace sin contar con la madre, que no sabía nada, y aportando la confesión inédita de Bretón de haber cometido el crimen y de cómo lo hizo.
Queremos comprender el mal, llámenlo morbo, pero lo llevamos dentro, junto a la conciencia. Me pregunto en qué nos convertimos si dejamos de contar lo que pasa, por muy cruel o desgarrador que sea. No hace tanto, el chaparrón le cayó a Jordi Évole por su documental sobre el etarra Yosu Ternera. Le acusaron de amparar al terrorista, de no dejar descansar a las víctimas, y hubo presiones para que no se proyectara en el Festival de San Sebastián. El periodista buscaba desenmascarar al asesino y mostrar un hombre al que puedes conocer, odiar, temer o incluso comprender si tienes estómago. Se proyectó. Y tras verlo muchos retiraron sus ataques. Pienso en Chaves Nogales cuando entrevistó a Goebbles, pienso en qué pasaría si lo hiciéramos ahora.
Según la editorial Anagrama, «el tratamiento literario de 'El odio' se aleja y rechaza cualquier intención que no sea la de presentar al lector la maldad del asesino sin justificar ni exculpar el crimen sino al contrario, mostrando su horror», pero el horror también es que una madre descubra por la prensa que el asesinato de sus hijos sale a la venta el 26 de marzo.
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