Mariscos Huanan

Es probable que ese gorro fuese la muestra biológica más sospechosa que quedase ayer al alcance de los científicos de la OMS. Hay que recordar que el mercado de Huanan lleva más de un año cerrado, desmantelado, desinfectado y vuelto a desinfectar. «Pero si aquí se puede comer en el suelo», debieron de admirarse los eminentes profesores. Ojalá alguno de los intérpretes les contestase que sí, que todo lo que andaba, saltaba o reptaba por el suelo se lo comían según pasaba. Risas en el equipo científico y el intérprete diciendo adiós y yéndose él mismo para la cárcel.

Por fortuna nada de eso pasó y ayer el equipo de la OMS tuiteó lo productivo de la visita y su «simpatía» por la gente que trabajaba en el mercado y perdió su modo de vida. La buena noticia es que la comunidad científica internacional accede al fin al lugar donde comenzó la pandemia. Con apenas un año de retraso. La mala noticia es que su misión consiste en averiguar con exactitud cómo saltó el virus a los seres humanos y eso, incluso con China ofreciendo todas las facilidades y obligándose a la máxima transparencia, algo que no pasará, es al parecer extraordinariamente complicado. «Como encontrar una aguja en un pajar», repiten los que saben de estas cosas.

Se filtra lo de Messi y yo no entiendo el escándalo. ¿No debería alegrarnos que un joven de 33 años acceda a la clase de contrato que le permite ir pensando en independizarse e incluso meterse en una hipoteca para no alquilar, que es tirar el dinero? ¿Que son más de quinientos millones? Ya, pero el contrato es temporal. Messi los encadena. Imagínense el disgusto de su madre, que ve cómo pasan los años y al chico no lo hacen fijo. Puestos a alucinar con lo firmado, creo que casi prefiero lo otro, lo ya conocido: el Barcelona, paladín del derecho a decidir, le permite a su mejor jugador imponer cláusulas en las que la independencia de Cataluña es una catástrofe sobrevenida que anula todo compromiso entre las partes. Que eso se acepte y se premie con más millones resume muy bien de qué han ido estos últimos años. También, ya puestos, demuestra que el Barcelona debería cambiar su lema legendario. Son exactamente un club.

Mozkorra borroka: dícese de la lucha que se practica bebiendo botellas y lanzándolas después. Se le ha ocurrido a Andoni Ortuzar y que Bildu calle demuestra lo evidente: salir a defender los líos en el toque de queda fue una genialidad. Pero vamos a lo importante: Ortuzar da con el término, pero no con la locución. Cuajará 'kale mozkorra', manteniendo el sonido y el pentasílabo. Qué injusta, la vida. Los del Foro Social Permanente esforzándose tanto con lo poliédrico y lo dimensional y lo que triunfa al final entre la gente, ¿qué es?: el chistecito.