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De los mensajes que circularon el domingo por las redes contra la violencia de género me gustó especialmente el que decía: «Quédate con el que te borre el pintalabios y no el rímel». Pertenezco a esa generación que en su día decidió liberarse del pintalabios ... y el rímel, pero aún así el mensaje me parece interesante porque apela al sentido común de las mujeres, a nuestra capacidad para discernir entre un compañero genuinamente cariñoso y otro absorbente, prepotente y machista que acaba haciéndote llorar (cuando no algo peor). No diré que al maltratador se le divisa a kilómetros, porque desgraciadamente muchas veces no es así. Pero sí creo que deberíamos actuar al primer síntoma. Estoy convencida de que aquí la prevención o, en su defecto, una detección temprana de la sintomatología es fundamental.

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