Lunes de reflexión

Además de transmitir esa sensación tan de moda en la política española, la vergüencita ajena, lo sucedido ayer tiene una clara interpretación política: a diferencia de Pablo Casado, Ayuso ya puede enfrentarse de tú a tú con Pedro Sánchez en términos de pianistas pelotas. Los dos disponen de uno y se abre la posibilidad de que en España la guerra ya no se dispute entre comunismo y fascismo, sino entre algo aún peor: Nacho Cano y James Rhodes. No levanta cabeza este país. En términos de acompañamientos estelares, hay que anotar que Isabel Díaz Ayuso también cuenta con Bea Fanjul, que ayer insistió en eso de llamar a la presidenta «Lady Madrid» -más vergüencita- y en definirla como «lo malo conocido». Se ha festejado como una metedura de pata, pero tampoco puede descartarse que fuese un repentino ataque de realismo.

Lo mejor de la campaña madrileña es, por supuesto, que ha terminado y que hoy brilla un magnífico lunes de reflexión en todo el país. La mala noticia es que ya verán después de las elecciones. Sea cual sea el resultado. Tras aclarar que eso de que detuvieron a gente de su equipo por atacar a la Policía es verdad y además es un bulo, Pablo Iglesias advirtió ayer de que, si gana mañana la izquierda, Vox cuestionará el resultado en plan trumpista. Solo la modestia le impidió comentar lo mucho que hermana el populismo. Y acusar a Vox de advenedizos y copiones. Habría sido otro ataque de realismo. Iglesias con el ceño fruncido y el fraseo sincopado: «¡Si lo del fraude electoral ya lo pusimos nosotros a circular cuando no hubo 'sorpasso' al PSOE y ganó Rajoy las generales de 2016!».

Una manifestación para pedir disculpas es algo inaudito, pero puede tener sentido. Como tantas otras maravillas, se ha visto en Roma. Los funerarios de la capital han salido a la calle a disculparse por no poder ocuparse del 'stock' de dos mil muertos que tienen acumulado. También salieron para exigirle al Ayuntamiento que solucione algo que con la pandemia ha saltado por los aires: la corrupción e incompetencia de los servicios municipales, en este caso los crematorios y cementerios de la ciudad. La burocracia en Italia es un limbo endiablado. Hace unos años, el 'Corriere della Sera' explicaba que no podían modernizarse algunos edificios ministeriales por un problema que tenía que ver con los pasillos, pero no por el lado arquitectónico, sino por el laboral. Sucedía que en cada pasillo oficial había un bedel con una mesa asignada y con una función que le resultaba del todo misteriosa incluso a la Administración.

Que la vacunación coge velocidad lo atestiguan las cifras oficiales y lo demuestra la propia experiencia del ciudadano: cualquiera conoce cada vez a más gente que o bien ha sido inmunizada o bien ha sido citada para hacerlo de inmediato. Es la consecución de un objetivo que viene persiguiéndose desde hace meses. Se comprueba estos días que lo que se nos decía sobre la capacidad del sistema para vacunar masivamente no era presumir. Más bonitas que una postal, esas imágenes de pabellones llenos de gente con cita para el pinchazo.