El listón de Interior
Los dos fatales errores de gestión los cometió por el mismo motivo: fiarse de Trapero y de sus Mossos
Iñaki Ezkerra
Lunes, 20 de agosto 2018, 00:16
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Iñaki Ezkerra
Lunes, 20 de agosto 2018, 00:16
El 13 de enero de 2016 concluyó técnicamente la primera legislatura de la democracia carente de todo atentado terrorista, ni de ETA ni del integrismo islámico. El 19 de julio de ese año terminó asimismo a todos los efectos la segunda legislatura en la que ... tampoco se cometía ni un solo atentado. No lo valoraron en ninguno de los dos casos ni el partido de Rajoy, que había gobernado en ambas legislaturas, una con mayoría absoluta y la otra en funciones, ni la sociedad, ni los medios de comunicación. Y no solo no se valoró ese doble éxito sino que el titular de Interior -Jorge Fernández Díaz- tuvo que retirarse reprobado y con un cáncer de hígado, lo cual prueba que los españoles cumplimos a rajatabla la irónica máxima de que «toda buena acción tiene su justo castigo».
No valoramos ese éxito, no. Y después vino lo que vino: esos atentados de Barcelona y Cambrils de los que el viernes se cumplía el primer aniversario. Lo que vino fue la chapuza monumental, la astracanada truculenta, la estupidez en visión panorámica y gran formato; la pesadilla esa que se ha rememorado estos días y a la que se han añadido infamias y disparates nuevos; el aviso de la CIA y el de la Policía Nacional a los Mossos d'Esquadra; la filibustera negación oficial de que existieron tales avisos; la nula credibilidad que supuestamente les dieron y que se contradice con el rocambolesco viaje de tres altos cargos de esa institución policial a Washington; la ignorada señal de alarma belga sobre el atrabiliario imán de Ripoll; la negativa a informar y a dejar colaborar a otros cuerpos; todo ese esperpéntico ritual de ocultaciones, acusaciones y mentiras con las que se buscó y se sigue buscando un patético rédito político.
Gracias a esas negligencias, a esos intereses espurios, a ese arrogante desprecio por el trabajo ajeno, en solo trece meses conseguimos cargarnos la tarea de cuatro años y medio de lucha antiterrorista. Y digo 'conseguimos' porque aquí falló todo: los protocolos de seguridad, el sistema, las personas con nombre y apellidos. Es obvio que de toda esa chapucería inconmensurable deben responder los Puigdemont, Castellví, Paradell, Canals… y el mayor Trapero. Como debe responder también en una proporcional medida el propio Zoido, que se fió de este último. ¿Cómo se pudieron dejar unos asuntos tan graves en manos de un personaje que precisamente había sido puesto en ese puesto para hacer lo que hizo? Y es que los dos fatales errores de la gestión del entonces ministro de Interior -tanto los atentados del 17-A como el tardío cierre del acceso a las urnas del 1-0- los cometió por el mismo motivo: por fiarse de Trapero y de sus Mossos. Digamos que Zoido no nos deslumbró con sus aciertos. Lo que no quita para que su sucesor, incapaz de hacer retirar en 24 horas una pancarta contra el Rey, pueda aún dejar el listón más bajo.
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