Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
En estos días las redes están llenas de personas entregadas a darnos lecciones a todos los demás. Es una pena que la crisis del coronavirus las pillara en sus casas, y no en un puesto de responsabilidad desde el que habrían podido contribuir con su ... clarividencia a reducir el quebranto. Puede pensarse que esos puestos se proveen de forma defectuosa cuando no están en ellos quienes ya lo sabían todo; puede pensarse también que quienes ya lo sabían todo han sido negligentes o egoístas al no hacer todos los esfuerzos por ser ellos quienes decidieran, en vez de los indocumentados que nos han conducido al abismo.
En todo caso, ellos no tienen nada que aprender de lo que ha pasado -ya sabían cuanto había que saber- y no van con ellos las lecciones que deja esta trágica experiencia. Los demás, en cambio, no sólo podemos, sino que debemos aprenderlas.
La primera es que cualquier individuo que vive en el seno de una sociedad, incluso el más brillante y excepcional, depende de que esa sociedad tenga un buen músculo comunitario que se manifiesta en sus servicios públicos esenciales, y en especial los que proporcionan salud, educación y seguridad a la población. Al próximo cantamañanas que venga predicando el desmontaje de cualquiera de estos servicios procede sacarlo a pedradas de entre nosotros. De esta catástrofe no nos van a salvar estrellas ni espabilados, sino la gran masa de maniobra de servidores de la comunidad que sostienen con su sudor esas funciones.
La segunda es que en una situación de crisis resulta fatal la propensión de muchos de nuestros dirigentes, gobernantes y próceres a encontrar en cualquier problema un pretexto para hacer valer sus intereses, sus ideas o sus alucinaciones, aun a costa de agravar el problema o demorar o estorbar la respuesta que este exige a los poderes públicos. Para la próxima ocasión, no estaría de más elaborar un protocolo que permita salvar con rapidez, y sin tantas idas y venidas, las múltiples disfunciones derivadas de esta actitud, que no acertamos a desterrar.
Y la tercera, sin que la lista sea exhaustiva, es que ante una epidemia que ya no supone un riesgo teórico se necesita mejorar dramáticamente la disponibilidad de recursos críticos: equipos de protección, camas y equipamiento de cuidados intensivos y tests de diagnóstico. Recursos para los que es necesario contar con una reserva estratégica y capacidad productiva propia.
Este otoño, salvo que haya muchísima suerte, podremos comprobar si hemos aprendido alguna de estas lecciones.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.