Se han detectado casos de viruela del mono en al menos doce países de Europa y América. España lidera la clasificación con una treintena de casos confirmados, todos en Madrid. Es muy probable que en los próximos días el número aumente y se extienda por ... el mapa. Osakidetza estudiaba ayer un posible caso en Álava. Bueno, Julio Camba sostenía que la viruela era junto a los aranceles lo que vertebra España. Y contaba cómo, una vez durante la Gran Guerra casi lo linchan en Alemania porque pensaban que él y un amigo eran serbios, se libraron porque al amigo le vieron marcas de viruela. «No hay duda, son españoles». Tras salvar la vida, el descreído Camba se definía como patriota «castizo, clerical, ultramontano y varioloso». Cierto que aquella viruela era la tradicional. Pero vamos a quedarnos con el adjetivo, por si acaso. Varioloso.
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A diferencia de la viruela de Camba, la del mono es una enfermedad zoonótica. Su transmisión inicial tiene al parecer que ver con pequeños roedores. ¿No podría hablarse entonces de viruela de la ardilla? Es lo que imagino pensará estos días gente como el 'Mono' Burgos o Luis Ortiz, el boxeador al que apodan 'King Kong'. La buena noticia es que los positivos detectados en Madrid, todos jóvenes menores de treinta y cinco años, están pasando la enfermedad en sus casas sin problema. Ojalá siga así por ese lado mientras por el otro se traza y se corta la transmisión. En Madrid se ha detectado un foco en una sauna gay y ya se intuye el lío. Claro que podemos politizar una epidemia antes de saber siquiera si hay una epidemia. Los expertos recomiendan calma y vigilancia. El resto nos pusimos a hacer chistes sobre 'El planeta de los simios' en cuanto salió Fernando Simón a decir que no es probable que la transmisión de la viruela del mono sea importante. Por completar el panorama, los conspiranoicos ya hablan de una operación de control mental para que los países cedan su soberanía a la Organización Mundial de la Salud. Y de que en Ucrania se inocula la viruela de moda en laboratorios de armas químicas de la OTAN. Todavía no se sabe cómo van a explicar los antivacunas que la vacuna de la viruela tradicional -la que se les puso ampliamente a los españoles nacidos antes de los setenta y dejó en sus brazos la marca de un encendedor de coche- protege ampliamente contra la viruela del mono.
ANDALUCÍA
El Ayuntamiento de Salobreña ha anulado el empadronamiento de Macarena Olona, lo que deja en el aire su candidatura para las autonómicas. Vaya por delante que, si al ciudadano no se le permite sacar ventaja en el padrón, qué sé yo, para apuntar al chiquillo a un colegio y no a otro, tampoco debería permitírsele a los políticos que tan alegremente reclaman una vecindad a ojos vista ficticia para aparecer en la lista electoral. A partir de ahí, nada podía convenirle más a Vox que lanzarse a la campaña andaluza con un buen follón que atraiga los focos y les permita presentarse como víctima de los poderes más oscuros y las mayores injusticias. ¿Es mejor eso que contar con tu propia candidata? Sí, siempre que seas un partido como el de Abascal, que del populismo trumpista ha copiado enterito el manual.
SANXENXO
Listos como estábamos para medir la visita del rey emérito por el lado de la discreción, lo de ayer en Sanxenxo nos pilló sin el sainetógrafo. Eso explica que no sepa uno si fue peor la exhibición, la pleitesía, el rollo de que a sus ochenta y cuatro años el emérito es un navegante indómito o el pueblo monárquico pegándole vivas a un hombre que podría haberles recordado el axioma igualmente monárquico: solo hay un rey. Aunque, de todas las informaciones que los locuacísimos amigos del rey emérito han proporcionado en las últimas horas, ninguna tan desconcertante como esta: efectivamente, la película que Juan Carlos I vio hace dos años, en su última noche en Sanxenxo antes de salir para Abu Dabi, fue 'Las autonosuyas'.
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