Estamos de nuevo ante otra gran crisis: ésta que vivimos en la actualidad es sanitaria y sus consecuencias, económicas y sociales. Toca buscar soluciones mientras esperamos la vacuna para el virus, pero hasta que llegue ¿qué podemos hacer para que este terremoto económico y social ... no destruya los cimientos de la sociedad tal y como la conocemos?
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La solución definitiva nadie la tiene, yo tampoco, pero sí tengo claro cómo deberá ser esa solución: trabajando JUNTOS. Permitidme que os cuente la historia de La Fundación Laboral San Prudencio que presido y que bien pudiera servir como ejemplo en la búsqueda de esa solución.
En los años 60 se produjo un proceso de industrialización masivo en España. Los trabajadores ganaban sueldos mejores que en el campo de donde procedían, pero, con todo, eran insuficientes para los niveles de vida de las ciudades. Solo un dato: el gasto en alimentación de una familia obrera era del 60% de su presupuesto. Preguntad sobre todo a madres y abuelas cómo lo hacían para alimentar con aquellos sueldos a sus familias que habitualmente contaban con más miembros que las actuales. Con muchas privaciones, sin duda y con los economatos: establecimientos que proporcionaban productos a un precio menor del habitual gracias a que las empresas pagaban una cuota por cada uno de sus trabajadores para que estos pudiesen entrar y consumir en ellos. Incluso un decreto de 1958 obligaba a todas las empresas de más de 500 trabajadores a crear un economato laboral y exigía que tuviesen a disposición de los empleados artículos básicos como «aceite, jabón, azúcar, arroz, tocino, harina, chacinería y embutidos, conservas, vinos comunes de mesa, pescados secos y en conserva, pastas de sopa, carbón para uso doméstico, telas esenciales o confeccionadas para vestido o ajuar de casa»...
Y aunque nos parezca lejano o una película, todo esto lo vivió la generación anterior. Sería muy extenso describir los detalles sobre aquel modelo y las causas de su desaparición, pero si lo traigo hoy aquí es porque aquella fue una solución práctica a una crisis que entonces les parecía también terrible, que vivieron con la misma incertidumbre con la que nosotros convivimos ahora y de la que salieron con un pacto entre las empresas y sus trabajadores/as que derivó en un beneficio para toda la sociedad.
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Cuando desaparecieron los economatos en toda España, La Fundación Laboral San Prudencio continuó en Álava aunque la cesta de la compra ya no era un problema, y lo hizo por el empeño de quienes entonces gestionaban aquella unión de empresa y trabajadores que había solucionado con éxito una crisis importante. Vieron que podían seguir solucionando de manera conjunta temas de responsabilidad social como la prevención de riesgos laborales, medio ambiente, asesoría jurídica, empleabilidad, igualdad y en la actualidad, de manera especial, el tema de la salud laboral.
¿Qué tiene que ver todo esto con la actual crisis? En realidad nada y todo.
Hoy más de 400 empresas alavesas con sus más de 30.000 trabajadores continúan unidos superando cada obstáculo y sea cual sea la solución que llegue para la actual situación, solamente se producirá mirando los unos por los otros, con ese mismo espíritu de La Fundacion que sigue vigente 51 años después: empresa, trabajadores y sociedad, JUNTOS.
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