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Apesar de su carácter de ordinaria, la junta celebrada ayer por Iberdrola fue, desde todo punto de vista, extraordinaria. Lo fue en cuanto al lugar de celebración, en la sede de la Torre en vez de en el Palacio Euskalduna. Lo fue en cuanto al ... número y composición de los asistentes, con tan solo el presidente y el secretario presentes y sin la concurrencia física de consejeros, ni de empleados, ni de accionistas, ni de medios de comunicación. Lo fue en cuanto a su duración, tres cuartos de hora escasos contra las más de tres horas habituales. Lo fue en cuanto al contenido de los mensajes -de eso hablamos ahora-, y lo fue en cuanto a las preguntas efectuadas por los accionistas, pocas y todas ellas educadas, amables y cómodas. Por cierto, se contestaron de una en una, algo que debería ser lo habitual y que se ha convertido también en algo extraordinario.

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elcorreo Una junta extraordinaria