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Yo soy un hombre maduro que tengo que lidiar con un niño de seis de años. Frase ocurrente del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la cena anual con los corresponsales de la Casa Blanca para criticar a Donald Trump. Biden también recordó la ... edad física de Trump, 77 años, pero sobre todo incidió en la mental. Buena estrategia para poder afrontar el intento de revalidar la Casa Blanca con 81 años y achaques evidentes, aunque el demócrata intente disimularlos o minimizarlos. Biden es una personalidad en lo que se conoce como el 'establishment' de poder en Washington. Ha ocupado cargos relevantes en estamentos y administraciones y tuvo el encargo de acabar con un personaje populista autoritario que puso en jaque la estabilidad y las relaciones internacionales por su proteccionismo, pero sobre todo por sus intereses. Es cierto que la mentalidad, la forma de ser, los principios y valores que deben regir la actuación de un dirigente han pasado a un segundo o tercer plano en demasiados países y ocasiones.
No es admisible que por mucho expresidente que sea, Trump pretenda hacer lo que le viene en gana, y lo que es más relevante evitar rendir cuentas ante la justicia no solo por sus actividades irregulares durante su presidencia, sus relaciones con la actriz porno Stormy Daniels, sino por sus prácticas empresariales.
Afortunadamente, la justicia norteamericana llega pero, lo que no cuadra es que las encuestas digan que cada juzgado que pisa Trump, le proporciona más apoyo. De momento ha ganado la nominación republicana. Ha superado con creces a otros candidatos. Y ahora no escatima insultos, amenazas, promesas imposibles, desafíos y retos a todo el mundo con una actuación totalmente autoritaria, con un populismo capaz de engañar y engatusar a millones de norteamericanos. Quedan pocos meses para las elecciones de noviembre y debemos estar preparados para lo que pueda ocurrir en Estados Unidos porque va a afectar a todo el mundo.
Pero también nos deben ocupar de manera prioritaria las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de junio. Algunos políticos utilizan su supuesta zozobra personal y familiar para montar un teatro electoralista emocional con el objetivo de tapar una gestión nefasta y casos de corrupción muy trascendentes. Crear una atmósfera emocional falsa para actuar con más impunidad todavía. Pues eso, no es una cuestión de edad de los dirigentes políticos, es su actitud, sus principios y valores, el equipo que le rodea y la gestión y los resultados. Lo demás es una farsa.
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