Urgente Retenciones en el Txorierri por la avería de un camión

«Las paredes hablan lo que la gente calla», decía una pintada antigua, de las que se escribían en las paredes con brocha gorda y espíritu iluso: «Seamos realistas, pidamos lo imposible… Debajo de los adoquines está la playa… Lo imposible solo tarda un poco ... más…». Pero tardaba tanto que nos desencantamos, nos refugiamos en la desmovilización y el individualismo y se notó en las paredes: «Todos prometen y nadie cumple, vota por nadie… El mundo está oscuro, ilumina tu parte». Si en los tiempos utópicos se echaba mano de Lope: «Creemos que un cielo en un infierno cabe», el desencanto nos llevó a Neruda: «Me gustas cuando votas porque estás como ausente».

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El péndulo social cambió de lado y un movimiento de fondo acabó en el 15M, las acampadas de la Puerta del Sol y la vuelta al espíritu del 68: «Si el plan no funciona, cambia de plan, pero no cambies de meta». En realidad, el plan era el mismo y así se reflejaba en los muros: «La barricada cierra la calle, pero abre el camino… Cuando los de abajo se mueven, caen los de arriba… Solo está derrotado aquel que deja de soñar…». Se repetía el plan y se repitieron los resultados: nadie cayó, ningún sueño fraguó y triunfó de nuevo la teoría reaccionaria del filósofo colombiano Gómez Dávila: «El pueblo a veces acierta cuando se asusta, pero siempre se equivoca cuando se entusiasma».

Aunque ahora tengamos el muro de X para expresarnos, las paredes siguen reflejando aspiraciones y entusiasmos, aunque sean más de andar por casa: «Los presidentes y los pañales deben cambiarse frecuentemente… Sánchez dimisión…». Vistas las elecciones vascas, otra frustración. Seamos realistas, pintemos lo posible: «Antes dudaba, ahora no sé».

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