Los ingleses destacan haciendo colas. Y lo saben. En un artículo de 1944 en el que se preguntaba qué sorprendería a un extranjero que conviviese con el pueblo inglés durante la guerra, Orwell lo tuvo claro: «la disposición a formar colas». Acertó. Un periodista húngaro ... y genial llamado George Mikes escribió por entonces en 'Cómo ser un forastero' que hacer cola era «la pasión nacional de una raza desapasionada». Mikes notó que si un inglés esperaba él solo al autobús lo hacía organizando una cola de una sola persona. Julio Camba había detectado antes que la cola representa «los principios morales ingleses», aunque de un modo pintoresco: al pasar más tiempo haciendo cola que en el espectáculo al que la cola da acceso, el inglés necesita que la cola termine siendo más espectacular que el propio espectáculo.

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Que la teoría de Camba es exacta lo ha demostrado estos días la cola para acceder a la capilla ardiente de Isabel II. Se ha convertido en «La Cola» antonomásica y, rebosante de cordialidad, termos, sandwiches y estoicismo, ha funcionado como un aspersor de 'inglesidad'. Como si las generaciones que no vivieron el 'Blitz' quisieran demostrar que saben mantener la calma y seguir adelante. Aunque sea en una cola.

Los medios británicos aseguran que el fenómeno asombra al mundo. Bueno, a mí no me ha sorprendido que Beckham y miles de compatriotas hayan hecho cola durante quince horas. Sí lo ha hecho que la prohibición de sacar el móvil en Westminster haya funcionado y nadie haya terminado atravesado por la espada de un coracero que detectó una tentativa de selfi frente al ataúd real.

Ayer ya se recomendaba que nadie más se sumase a la cola para «evitar decepciones» cuando hoy se cierre la capilla ardiente. Si el vacío que deja Isabel II es grande, el que va a dejar la cola no será menor. Han nacido en ella hasta noviazgos. Y amistades, claro. Mucha gente se habrá despedido dándose el teléfono y prometiéndose repetir, ilusionados por que el nuevo rey tampoco sea un chaval y parezca tener problemas de circulación. Según George Mikes, muchas familias inglesas pasan noches encantadoras en sus casas simplemente haciendo cola. Hasta que los niños se cansan y se van a hacer su propia cola para irse a dormir.

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Irán

Puro heroísmo

Patrulla Guía o Patrulla de Orientación. Es al parecer el nombre oficial de la 'patrulla de la moral' que, como en otros países islámicos, se ocupa en Irán de que las mujeres cumplan los códigos de vestimenta. Mahsa Amini fue detenida por esa patrulla el pasado martes en Teherán. No llevaba bien el velo. Y terminó muriendo en un hospital tras pasar por un centro de reeducación. Tenía veintidós años. El Gobierno dice que sufrió un infarto y todo apunta a que su corazón sí se paró, pero después de que la mataran a golpes.El sábado, el funeral de Mahsa Amini en su ciudad natal terminó con las mujeres quitándose el velo. Las protestas se han extendido por otras zonas del país y llegaron ayer a la universidad de Teherán. Basta un simple cálculo para saber que eso es puro heroísmo. Si en Irán la colocación incorrecta de una tela te cuesta la vida, qué podrá pasarte tras gritar en plena calle que el ayatolá supremo es un dictador.

Feijóo

Cordialidad

Feijóo esquivó ayer otra foto de Colón alegando motivos de agenda y se situó del lado de los manifestantes en Barcelona recordando que es gallego y defiende la 'cordialidad lingüística'. Yo creo que Feijóo un día nos explica lo de Ucrania en términos gallegos. Pero celebremos mientras tanto la llegada de un nuevo sintagma de baja calidad a nuestro debate público necesitado de palabrería. 'Cordialidad lingüística' se une a 'diplomacia de precisión', 'escucha activa', 'cooperación reforzada' o el añorado e inolvidable 'restricción de movilidad nocturna'.

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