Gran Dimisión

Por desgracia, no se les explicó ayer a los universitarios vascos esta nueva opción laboral consistente en viajar a Rusia, dar un viva a Ucrania y no dejar de correr hasta abrazar en Alemania al de Recursos Humanos de Volkswagen. Según se informó en el Consejo Vasco de Universidades, nuestro plan consiste en que los universitarios comiencen a trabajar mientras estudian, al estilo dual de la formación profesional. Suena bien, claro. Pero, si los chicos van a meter horas en empresas ya en primero de carrera, convendría realizar un pacto generacional para que no se enteren de los cinco años que se tiraron sus padres jugando al mus en la cafetería de la Facultad.

La distancia entre la formación y las empresas es una de las explicaciones que se le dan siempre a las plazas sin cubrir que presenta el mercado laboral en España. Son más de cien mil y la otra explicación tiene que ver con precariedad y bajos salarios. De lo que no se había hablado hasta ahora era de la vacante por felicidad y ayer Yolanda Díaz anunció que va a ocuparse de 'La Gran Dimisión'. Es un fenómeno raro que se ha detectado en Estados Unidos, donde miles de profesionales de cierto nivel descubrieron en la pandemia que lo primero es vivir y han abandonado sus trabajos para buscar alternativas tranquilas y satisfactorias. Que Yolanda Díaz vaya a ocuparse de esto es admirable. Porque igual llega tarde (en Estados Unidos hablan ya de 'El Gran Arrepentimiento') y, sobre todo, porque a nosotros no nos pasa. Pero ni de broma, vaya. Para lo de ser libre, disfrutar de la vida y realizarse plenamente como ser humano, el español no deja el trabajo. Echa el Euromillón.

El Gobierno está manejando bien todo el asunto de 'Pegasus'. Dos semanas después de que el 'New Yorker' publicase que se había espiado a independentistas catalanes con el programa israelí, Félix Bolaños ha salido a reconocer ante el mundo que al presidente del Gobierno también lo espían, la guerra interministerial se ha extendido del Belarra-Robles al Robles-Bolaños, Junts y la CUP participan de los secretos oficiales, los socios de Gobierno piden dimisiones en el Gobierno, los proyectos gubernamentales pasan a depender del voto de Bildu, Esquerra amenaza con cargarse la legislatura y la vicelehendakari Mendia le recuerda al PNV que menos humos con el espionaje que ellos le pincharon el teléfono a Garaikoetxea. «Pues todo muy tranquilo, ¿no?», debe de estar diciéndose alguien en Moncloa. Con el CNI, Marruecos y los espías ocupando las portadas. Los problemas que preocupan a la gente, como quien dice.

Inmaculada Vivas, catedrática de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla, vivió ayer un momento inolvidable. Porque le entregaba la Reina Letizia el premio 'Reina Letizia'. Y porque descubrió que llevaba el mismo vestido bicolor que la Reina Letizia. Suele decirse que es lo peor que puede pasarle a una invitada. Pero qué va. Es peor que te dé un infarto. O que haya un terremoto. La Reina y la premiada se lo tomaron con humor. Si lo piensan, a la catedrática solo le quedaba otra salida digna: reconvenir a la Reina por intentar eclipsarla.