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Es tiempo de examen a la política y a los partidos. Gobernar con política europea es la regla que deberían seguir los gobiernos de los Estados miembros y también la propia Unión Europea. Si queremos salir de esta situación con envergadura vital, tenemos que elegir ... a quienes sepan gobernarnos de verdad. Si buscamos la forma, deberá ser europea.
Es tiempo de descubrir a los verdaderos líderes. Es la hora de destapar a los que no creen en la política. Estos meses están siendo una comprobación de qué política es la que necesitan España y la UE en un mundo de interconexión a veces constructiva, a veces dañina. Una interconectividad que nos hace ser hacia dentro y hacia fuera. Desde la persona. Desde las instituciones. Desde los gobiernos. Los círculos concéntricos de la gobernanza multinivel europea se comprenden mejor ahora. Para que se sincronicen de manera ordenada y ágil, deben coordinarse.
La presidenta de la Comisión Europea ha presentado el plan de recuperación para la UE. La propuesta la han escuchado nuestros eurodiputados, la hemos escuchado los ciudadanos y hemos dicho que es positiva, que supone un avance tanto en su concepción política como en el enfoque que imprime al trabajo de la UE del futuro. El que la Comisión haya elegido en la balanza optar por ser gobierno y guiar por la senda de la decisión europea a los gobiernos acelera la profundización del modelo político de la propia Unión. Si el Covid-19 entendiese de política, vería en esta propuesta una lanza en las entrañas de su capacidad de propagación y de continuar haciendo tanto daño.
La presentación ante el Parlamento Europeo como un tribunal lleno de democracia y que los eurodiputados en sus intervenciones mostraran su bienvenida al plan contiene un mensaje poderoso: Ursula von der Leyen nos presenta su propuesta a los ciudadanos esperando que en nuestras primeras palabras lo acojamos. Porque la Comisión Europea habrá tenido que realizar un autoanálisis, un mantra de autoconfianza para arriesgarse, ser valiente y definirse como gobierno europeo.
Para mí, que creo en la política, en las instituciones como referente, en la democracia representativa, escuchar el pleno del Parlamento Europeo es emocionante. Admirar los discursos de los eurodiputados españoles de los principales grupos significa esperanza. Esteban González Pons, Iratxe García, Luis Garicano e incluyo de nuevo a un socialista, Jonás Fernández; por su intervención; también porque fue el eurodiputado que propuso a la Unión Europea para el Premio Princesa de Asturias a la Concordia. Y es asturiano, como mi padre. Nuestros eurodiputados fueron claros y constructivos. Señalaron el avance que supone el Plan y avisaron sobre los tiempos. Advirtieron sobre los obstáculos y los puntos más complejos como la urgencia de actuar porque la economía no espera.
El plan debe recorrer un trayecto de negociaciones antes de ser aprobado. El 19 de junio se reúne el Consejo Europeo, también lo hará en julio. Después, el Parlamento Europeo tendrá desde sus escaños el mando para encender la luz verde. Los jefes de Estado y Gobierno deberían recoger la señal de las dos resoluciones del Parlamento y la propuesta de la Comisión. La UE comenzó a reaccionar tarde porque son los Estados los que ostentan la competencia de sanidad. Hizo falta más coordinación, lo que muestra que hace falta más integración, más poder europeo.
Ursula von der Leyen pidió perdón a Italia. El Gobierno europeo pidió perdón, nuestro Gobierno en España creo que debería pedir perdón a los españoles. El Plan deberá vencer los egoísmos nacionales en el Consejo Europeo con su unanimidad 'bloqueadora'. Los países reticentes miran a todos los Estados y mucho al nuestro, ya que somos, después de Italia, el país que más se beneficiaría de esta financiación común. El Gobierno debería estar a la altura. Además de la descoordinación que ha mostrado en el pacto con Bildu para la derogación de la reforma laboral, el pacto ha vuelto a imprimir dolor. También la interferencia con la justicia y la 'utilización' de la Guardia Civil es de mucha gravedad. Le pido a Pedro Sánchez que deje de derrapar. Se lo piden ciudadanos de todos los partidos; se lo piden algunos de sus ministros.
La política española está mostrando descalificaciones que la degradan. Los ciudadanos quieren construcción. Espero que en el recorrido que debe transitar el plan de recuperación, los diputados nacionales observen a sus compañeros en el Parlamento Europeo: se unen para pactar y elevar la política en asuntos que requieren un máximo en el trascender. Debaten, replican y se aplauden. Hacen honor a la política y a nuestro voto, ciudadanos españoles y europeos.
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