Gestión del humo

Ayer le preguntaron a la secretaria de Estado de Sanidad por el asunto y contestó más o menos que había dejado a los técnicos discutiendo el tema. El debate debía de ser tan intenso que la propuesta ministerial se pospone a la semana que viene. Siempre es mejor no precipitarse. Yo incluso no le vería el inconveniente a alargar la pandemia lo que fuese necesario hasta que esta decisión sobre el tabaco se afine al máximo. Fue hace apenas nueve meses, el 2 de julio, cuando la Comisión de Salud Pública del Sistema Nacional de Salud aprobó un documento que establecía que el virus sí se transmite por el humo y recomendaba no fumar en ambientes comunitarios y sociales.

En agosto se prohibió fumar en la vía pública, también en las terrazas, si no se puede garantizar la distancia interpersonal de dos metros. Es una norma fantástica e incumplible. Alguien que fuma en la calle por lo general solo puede garantizar que está siempre a dos metros de todo el mundo si como Spiderman salta de acera a acera y trepa por las fachadas. Así que la gente se arregla como puede. La prohibición de fumar en las terrazas podría generar una situación similar, ya que al fumador le bastaría con alejarse un poco y seguir hablando con sus amigos. Imagínenselo. Con el odio latente que existe entre no nicotínicos y nicotínicos, habría que desplegar aún más guardias por los bares. Y yo no sé si a estas alturas, en términos de salud pública, no será mejor que la gente en las terrazas en lugar de furia encuentre consuelo. Que si la medida es crucial, decisiva y salva vidas, no, claro. Entonces a prohibir. Prohibir hasta hablar alto. Pero a ver cómo explicas que algo tan importante lo has pospuesto una semana. O nueve meses.

Josu Bergara deja la Alcaldía de Sestao y se va a la Diputación de Bizkaia, a una nueva dirección general en el departamento de Administración Pública y Relaciones Institucionales. «¿Pero ese departamento existe?», se preguntará usted. Sí, claro, y les urge acortar distancias. De ahí la generación del puestazo. Josu Bergara dice que lo suyo servirá para «acercar todavía más Diputación y alcaldes». El diputado general lo explica por la necesidad de «estar más cerca y trabajar más juntos». Debe de ser que Bizkaia es un territorio extensísimo, como Canadá, en el que a muchos ayuntamientos no ha llegado aún la noticia de la existencia de la Diputación ni el telégrafo que les permita contactar con ella. La otra opción es que los partidos utilicen la Administración como una agencia de colocación y lo disimulen con palabrería. Pero eso es impensable. En medio de una pandemia, además. Con la crisis que se nos viene encima.

El Constitucional excluye a Toni Cantó de las listas electorales del PP para el 4-M. Se empadronó tarde en Madrid. Pero es que hasta hace un mes Cantó era el coordinador de Ciudadanos en Valencia y portavoz del grupo parlamentario en las Cortes casualmente valencianas también. El ya excandidato avisó ayer de que él no está en esto por el cargo, sino por la libertad. Un voluntario, vaya. Díaz Ayuso avisó antes que Cantó es su candidato «eternamente». Siendo tan gran política como dicen, igual no era un adverbio mal escogido, sino una amenaza.