Foronda en acústico

Ayer en Foronda ni siquiera estaba el lehendakari. Veías a ese puñado de burukides tan solos y tan serios, vestidos con sus prendas de montaña en medio de la llanura vacía, y pensabas que ojalá llegase pronto el helicóptero de rescate. Te preguntabas, eso sí, cómo podría haberse quedado esa expedición tan aislada en una campa. La imagen debe añadirse a todas esas escenas inverosímiles a las que ya nos hemos acostumbrado: la plaza del Ayuntamiento de Pamplona desierta el 6 de julio o los combates de boxeo disputándose para la tele en el jardín de la mansión de Eddie Hearn. Siguiendo con el boxeo, ayer Andoni Ortuzar debería haber demostrado su fama de pegador. En condiciones normales, tras el discurso ansiolítico de Urkullu, habría llegado él con sus momentos chispeantes, que si la España una, grande y libre, que si Arnaldo Otegi, que si Txiki Muñoz, aunque ya no esté. No hubo nada de eso. Ni el menor atisbo de confrontación. El presidente del PNV llamó a que todo el mundo ponga «las necesidades apremiantes de la ciudadanía» por delante de los cálculos ideológicos. Y, bueno, eso sí que sería raro. Más raro que ver Times Square vacío o Foronda sin txosnas el último domingo de septiembre.

Releo el tuit del viernes de Garzón. Y concluyo que el error es enorme, histórico. Twitter nunca debió abandonar los 140 caracteres. «No era esto», estará diciéndose Jack Dorsey. Porque Garzón utiliza 242 caracteres para completar una frase que suena como un accidente de tráfico. A ese hombre le faltan asesores. De estar en nómina, yo podría habérselo dejado en un haiku. «El Rey maniobra / contra este gran Gobierno. / Aplaude el facha». Por otra parte, ¿qué es eso de darle jaque al Rey desde Twitter? La tradición nacional impone el artículo de prensa largo y con final en latín. Y la modernidad internacional emparenta el populismo con el show. Cuando era primer ministro, Berlusconi entraba en directo en la RAI y soltaba que el presidente de la República no era imparcial mientras que los jueces eran todos comunistas y sentenciaban contra la voluntad democrática. Porque solo él, Berlusconi, había sido elegido por el pueblo.

El dato es simbólico: en nueve meses, aquella gripe que venía de Wuhan ha causado un millón de muertos en el mundo. Pero es que el dato es simbólico también por inexacto: el millón solo cuenta muertes oficiales. Y en España hay 31.000 muertes confirmadas por covid, pero una diferencia de 56.000 muertes respecto al mismo periodo en años anteriores. Ambos son datos públicos y oficiales y el exceso de muertes queda por cribar. Cómo estarán las cosas en los países en los que lo oficial es el mayor problema y la estadística la última prioridad.