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Ahora que podemos ver y escuchar en los medios de comunicación las bondades del sistema de FP Dual que se está construyendo en Euskadi, me parece un momento adecuado para plasmar el camino de innovación que paralelamente ha emprendido la FP de Euskadi. Apenas llevamos ... cinco ediciones con la FP Dual y ya nos hemos constituido en referencia estatal y europea. Esto nos obliga a seguir avanzando, creciendo e innovando los formatos utilizados en la relación con las empresas para continuar ayudando a nuestras pymes para mantener y/o mejorar su competitividad y productividad.
La Viceconsejería de Formación Profesional habilitó con mucha visión hace algo más de un año (a través del Decreto 14/2016 de 2 de febrero de 2016) la posibilidad de poner en marcha programas de especialización dirigidos a proporcionar altas cualificaciones tecnológicas a alumnos/as que cursan ciclos de FP y que constituyen el modelo ideal para dar el plus necesario para que el perfil de nuestros alumnos/as sea especialmente deseado por las empresas. En este sentido han comenzado a ponerse en práctica experiencias de programas de especialización dirigidas, sobre todo, a empresas grandes o multinacionales, que, en cierto modo, pueden permitirse más fácilmente integrar un número importante de alumnos/as de forma simultánea en sus plantas.
Se trata de una magnífica iniciativa pero de difícil escalabilidad a otras empresas más pequeñas y con posibilidades más reducidas de incorporación de alumnos/as. Ante esta situación, propia de la configuración empresarial de Euskadi, urgía poner en funcionamiento la imaginación y diseñar otros planteamientos más ajustados a nuestras pymes, las cuales, por supuesto, también necesitan estos perfiles de alta cualificación en sus instalaciones para poder seguir compitiendo. En esta reflexión, se idea un formato de especialización pensado para pymes de un sector tecnológico y que es generalizable a diferentes sectores, clusters o agrupaciones de pymes. En definitiva, apropiado para Euskadi.
Es un formato donde se necesita, se fomenta y se busca la colaboración de muchos agentes. No se trata de un curso de formación al uso. Se anima a la colaboración entre centros de FP, empresas, asociaciones profesionales, administración pública… para que, entre todos, podamos dar con un producto de altísima calidad, que es de lo que se trata.
A modo de evidencia, en 2017, Hetel va a coordinar e impulsar dos programas de especialización, en el sector de la troquelería y en el sector de la robótica, de forma que, en cada una de ellas participan en torno a 8 centros de FP, 10 empresas, una compañía que traslada su know-how (Gestamp), un centro de excelencia (AIC-Automotive Intelligence Center), una organización empresarial sectorial que agrupa al colectivo de empresas de la Industria Siderometalúrgica de Bizkaia (FVEM), dos organismos públicos (VCFP y Lanbide)…, es decir, 24 organizaciones colaborando para proporcionar un producto excelente a nuestro país. La colaboración público-privada se convierte con este modelo, y una vez más, en un binomio de gran valor añadido.
En este formato de especialización se empleará, además, una metodología colaborativa como forma de aprendizaje de los participantes. Para ello y previamente, equipos multidisciplinares (formados por expertos de empresas, profesores de FP) diseñarán proyectos reales cuyo desarrollo genera el aprendizaje necesario tanto en conocimientos tecnológicos como en competencias transversales. Por supuesto, en un entorno Dual, en el que el alumno/a alternará el aprendizaje en aula con un aprendizaje en la empresa. Es un formato exigente pero absolutamente innovador.
Son programas de especialización propios diseñados ante las necesidades de los sectores productivos. Con ellos, se pretende dotar a las personas de una preparación específica para adquirir cualificaciones avanzadas no incluidas en el marco general de la FP, mejorar su empleabilidad y a su vez mejorar la competitividad de nuestro tejido productivo.
Los equipos de aprendizaje a través de los que se desarrolla la especialización están formados por alumnos/as que trabajan en diferentes empresas, con lo que su interacción resulta totalmente positiva tanto para su propio aprendizaje como para posibilitar el acercamiento y la cooperación de empresas ubicadas en diferentes puntos de la misma cadena de valor. Es un formato de especialización, innovador, muy coral, con muchos agentes cooperando y que seguramente en un futuro cercano va a poder servir de modelo o de referencia para otros territorios europeos.
Finalmente, no debemos dejar de pensar en que probablemente haya segundas derivadas o consecuencias positivas que en este momento no somos capaces de visualizar pero que aparecerán y que tendremos que volver a ser innovadores para saber gestionarlas.
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