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Los raperos Pablo Hasel y Valtonyc. EFE
Felicidad pública y libertad de expresión

Felicidad pública y libertad de expresión

El encarcelamiento de raperos, tuiteros y las querellas contra periódicos y periodistas hacen mella en nuestra capacidad de entender el espacio público como lugar para la protesta

Edurne Portela

Lunes, 9 de abril 2018, 00:50

Leyendo el interesante libro de Joaquín Estefanía 'Revoluciones: Cincuenta años de rebeldía (1968-2018)' me encuentro con una reflexión de Hannah Arendt extraída de su ensayo 'Los orígenes del totalitarismo' que tenía olvidada. Cuenta Arendt que la generación que participó en los eventos del ... 68 «descubrió lo que en el siglo XVIII se llamó 'la felicidad pública', que significa que cuando el hombre (Arendt hoy seguramente hubiera dicho 'las personas' o 'los seres humanos') participa en la vida pública accede por sí mismo a una dimensión de la experiencia humana que de lo contrario le está vedada, y que de alguna manera constituye la felicidad plena». Hace no mucho -el 8-M para ser exactos- sentí esa felicidad pública al salir a las calles con miles de mujeres que reclamaban derechos en los que creo y que defiendo firmemente. Y me preguntaba por qué no buscamos más ese tipo de participación en la vida pública, de acción comunitaria y compartida, por ejemplo, en contra de los crecientes ataques contra la libertad de expresión o contra los excesos judiciales de los que tenemos noticia cada día.

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