Escribo este artículo con ilusión. Creo tanto en la Unión Europea que pienso en los lectores que a veces con razón se preguntan: ¿Qué está haciendo la UE?.Aquí está la respuesta: el Consejo Europeo aprobó el plan de recuperación. Este pacto es un faro ... para los ciudadanos. La política europea ha dado un paso adelante en su proceso de integración. El acuerdo de los líderes reunidos cuatro días para dar luz verde al plan hace tangible la capacidad política y social de la Unión. Los ciudadanos pueden tocar y sentir Europa en los 750.000 millones de euros que la UE despliega en sus 27 Estados miembros. Qué importante es mover fichas mirando el tablero completo.
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Ningún líder quería abandonar. Todos sabían que el acuerdo era necesario y urgente. El riesgo estaba en que primase la visión económica propia de cada Estado en vez de la perspectiva política, de mercado marca UE y de solidaridad que sincroniza el interés de cada Estado miembro con el común. La balanza se inclinaba o hacia la parte económica o hacia la política común, teniendo en cuenta que esta cumbre se centraba en las negociaciones derivadas del balance entre subvenciones y préstamos. Ahí estaba el principal escollo, unido a que el fondo de recuperación está ensamblado al Marco Financiero Plurianual 2021-2027. Esta vinculación ha hecho más compleja la negociación y, al mismo tiempo, ha conseguido un planteamiento más sólido desde el comienzo, lo que hará más fácil caminar hacia una unión fiscal. La UE ha dado un paso para vertebrar la integración política con la integración real económica que requiere nuestro tiempo en una globalización polarizada.
Este pacto es para la UE, es para los ciudadanos. Estoy segura de que aumentará la credibilidad de los ciudadanos en el proyecto europeo.
El Consejo Europeo con mascarillas y sin ellas ha dado visibilidad a importantes temas pendientes vinculados al método de toma de decisión. Dos de los temas prioritarios son: el necesario salto de la unanimidad a la mayoría cualificada y dotar de más poder al Parlamento Europeo. Como Parlamento debe poder decidir sobre impuestos. De esta manera, la unión fiscal estará más cerca.
Estos días hemos visto de nuevo la capacidad de la UE de buscar y encontrar en la adversidad una respuesta. En el seno de las reuniones bilaterales, plenos, pasillos ha estado presente la visión que conlleva más integración y la reacia a avanzar hacia espacios como la unión fiscal que suponen un gran avance. El consenso se ha inclinado por la senda de profundización política e integradora.
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Respecto a la condicionalidad, es lógico, y positivo, tanto para España como para cada Estado y para el conjunto de la UE, que se establezcan reglas, supervisión, seguimiento. Una 'auditoría' europea que haga posible que las transferencias de subvenciones y préstamos se canalicen e inviertan con garantía de buena inversión.
Han sido decisivas las señales que tanto el Parlamento Europeo como la Comisión Europea han lanzado al Consejo Europeo. Han imprimido tendencia. El Parlamento, volcando la democracia representativa y la solidaridad en sus resoluciones; la Comisión, proponiendo un plan de recuperación valiente, haciendo tangible su capacidad como gobierno europeo. Esa señal sin duda se ha sentado, y asentado, en la negociación intergubernamental. Aún así hay que continuar trabajando para consolidar modelos que hagan fraguar una nueva Unión Europea siempre con sus valores fuertes y con la virtud de hacerse y rehacerse. El plan de recuperación volverá al hemiciclo del Parlamento Europeo y también a parlamentos nacionales.
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Este Consejo Europeo ha coincidido con la presidencia alemana. Merkel y Macron han demostrado ser líderes que saben trabajar dentro de la gobernanza europea multinivel.
La cumbre ha mostrado temas que deben debatirse en la Conferencia sobre el futuro de Europa. Vuelvo a afirmar que la Conferencia será un éxito si son las instituciones europeas, con el protagonismo del Parlamento, las que establezcan la estructura de esta gran cita con la sociedad civil. La democracia supranacional es viva y ordenada; la Conferencia debe seguir también estos dos vectores.
En este tiempo triste y difícil de pandemia, la crisis ha sido un catalizador para alzar el pacto. Somos europeos. Es importante tocar y sentir la UE. La política europea ha sabido modular sus voces para continuar sembrando un modelo sólido único de hacer política. El propio Consejo Europeo aprende a veces en marcha. Los líderes han sido conscientes de su responsabilidad explícita e implícita y la han desplegado. Hoy los ciudadanos creen más en la Unión Europea. Hoy la UE desprende su luz como faro. Viva Europa. Ahora, a seguir trabajando.
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