Una Europa que Une

En todas las columnas intento transmitir con rigor, rectitud, equilibrio y pasión. En todas quiero que mi mensaje sea constructivo. Hoy quiero que esta columna ayude a reconstruir la catedral de Notre Dame.

Desde niña, cuando veo una catedral mi corazón palpita emocionado. Al acercarme a su fachada una emoción me envuelve y sobrecoge. Siempre sonrío dando gracias por poder contemplar una construcción con tanta envergadura. Puedo rezar en todos los sitios, y lo hago, frente a un mar embravecido, ante un mar en calma, en un paseo viendo árboles, en una ermita pequeña, en las calles de una ciudad, en cada lugar del mundo, en todos los lugares del mundo. Pero dentro de una catedral el recogimiento es tan grande que escuchas todo.

Al entrar, siempre se siente fresco y al mismo tiempo la calidez que le da respirar Historia, arte, plegarias, coros. Madera y piedra. Me gusta observar el pórtico, las gárgolas, los arcos, cada columna maestra, su estructura, el ábside, la cruz, el coro. Mucho las vidrieras que con sus colores funcionan como prisma y como caleidoscopio. Así es la Unión Europea, suma de luces, a veces de alguna sombra pero con predominio de luces; colores, mezcla y tamiz de todos ellos para configurar un cuadro vital poderoso y único. Todos los ciudadanos estamos presentes en esa imagen llena de tonalidades.

Siempre enciendo una vela dentro. Hoy, si pudiera, entraría en Notre Dame para encender una vela para ella misma, para la catedral.

Una Europa que Une es como hemos llamado al grupo de trabajo y al proyecto que hemos puesto en marcha en la Academia Europea de Ciencias y Artes. Sí, en mayúscula: Una, Europa, Une, para que en el propio título, y desde él, veamos UE, EU, la Unión Europea.

El incendio de Notre Dame ha movido más allá de las muestras de solidaridad. Hemos avanzado en nuestro sentimiento de pertenencia a la Unión Europea, hemos progresado en nuestro sentimiento de ser ciudadanos europeos. Quiero decir bien alto que por supuesto que nos hemos unido a los franceses pero nos hemos unido a nosotros mismos. Nos hemos unido a nosotros europeos.

Pienso de nuevo en los británicos. Vuelvo a destacar que los protagonistas del Brexit son los políticos y ciudadanos que se están manifestando en las calles unidos pidiendo quedarse. Ellos son los que están siguiendo una hoja de ruta coherente, con continuidad. La paradoja del Brexit sigue estando ahí: cuando en el Parlamento de Westminster están votando una vez, y otra y otra, sobre el Acuerdo de salida, o no, o sobre enmiendas, fuera están a la vez contentos de que no haya una mayoría tanto los partidarios del Brexit duro, el del abismo, como los partidarios de quedarse en la UE, de otro referéndum, esta vez verdadero, o de la revocación del artículo 50.

Llegará un día en el que el Parlamento británico vuelva a ser una Cámara de democracia representativa que no esté «viciada» por un referéndum irresponsable y por micropolíticas que, en vez de sumar gran política, tan sólo están basadas en los intereses partidistas y personalistas.

El presidente del Parlamento británico, John Bercow, grita «Order!» de esa manera peculiar. Es imposible poner orden en un Parlamento desordenado que no está siendo Parlamento.

La democracia representativa complementada por la participativa, en ese orden, la democracia supranacional europea formulada por la suma de las democracias de sus Estados miembros y de sus Constituciones, siempre debe ser una democracia viva y ordenada.

Una Europa que Une es la Unión Europea de nuestra razón y de nuestro corazón, de los valores compartidos, de nuestro honor y orgullo de ser europeos. También de nuestro modelo común de hacer política. Una Europa que Une es la que hace que nos unamos para reconstruir con nuestras manos la catedral de Nuestra Señora de París.

Notre Dame en llamas nos ha dado con puntería en lo profundo de nuestra Historia compartida. Como un aviso, nos está diciendo que miremos y luchemos juntos con atención y sin descanso para que no fracturen los populismos y los nacionalismos nuestro gran proyecto, el proyecto europeo. Nos hace reflexionar sobre la necesidad de votar en las elecciones europeas a los partidos proeuropeos, a nuestros eurodiputados más defensores de una Unión Europea integradora. Ese es el verdadero futuro. El hemiciclo del Parlamento Europeo que veamos después del 26 de mayo debe ser el de un Parlamento Europeo más europeo que nunca.

En esta etapa de Brexit indefinido en cuanto a proceso político y en relación a fechas y prórrogas sucesivas, los políticos británicos creo que se habrán preguntado: ¿Y yo no quiero que Notre Dame siga siendo también mía?