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El reparto del poder municipal en España se materializó ayer en un 'totum revolutum' en el que se mezclaron promesas incumplidas, líneas rojas, reparto a medias, vetos inexplicables o alianzas antinaturales. Además, la fragmentación del voto en media docena de fuerzas políticas y plataformas independientes, ... permitió la distribución de los sillones de forma que ningún partido ostenta la hegemonía que en otros tiempos tuvieron la izquierda o la derecha.
En municipios importantes, el previsible pacto de los partidos de centro derecha quebró favoreciendo a los socialistas aunque en las plazas estratégicas como Madrid el acuerdo asimétrico de PP, Cs y Vox salió adelante. La capital de España como poder emblemático de 'los ayuntamientos del cambio' vuelve a manos de la derecha dejando en efímera la etapa Carmena. El control de la derecha tanto en el Ayuntamiento Madrid, como previsiblemente en la Comunidad, representa un contrapeso al Gobierno socialista de Sánchez que, si tenía alguna duda sobre si afrontar una investidura con el apoyo de populistas y nacionalistas, se le habrá difuminado al ver a un hombre de Génova al mando de la capital.
La erosión electoral en los ayuntamientos del cambio por el desplome de Podemos equilibra el poder municipal entre izquierda y derecha y da entrada con fuerza al partido de Rivera. Sin embargo, su pulso con el PP en Madrid, Castilla y León o Melilla y cierto postureo en la relación con Vox han dejado tocada su imagen. Ciudadanos pierde definitivamente su virginidad como partido sin afán de poder y entra de lleno en el club de la 'vieja política'. La partida que tendrá que jugar ahora en el tablero de la investidura será otra prueba de fuego para su ya tocada imagen de fiabilidad política.
El papel de Vox en el ámbito de la derecha ha ofrecido también gestos de su voluntad de ocupar un espacio de gobierno junto a populares y naranjas sin dejarse frenar por vetos o ser señalado como responsable de entregar gobiernos locales a la izquierda. Melilla, Burgos, Huesca, Badalona... son lugares donde las previsiones y los pactos saltaron por los aires en el último momento. Como insólita fue la reelección de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona con el apoyo de la plataforma creada por Rivera para potenciar la figura de Valls. Todo un contrasentido del que al final salió beneficiada una de las regidoras más criticadas de la legislatura pasada. Su resistencia al frente del potente ayuntamiento de la Ciudad Condal junto a la repetición de 'Kichi' en Cádiz matizan el ocaso municipal de Podemos. Pero en contra de las sombrías palabras de Carmena al abandonar el sillón de Madrid, la democracia en España no parece estar más en peligro que en los últimos cuatro años.
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