Nos equivocamos mucho

Septiembre es un mes especial para el empleo. Termina el periodo álgido de las vacaciones -malo para el turismo-, pero comienzan las vendimias y las recolecciones -bueno para la agricultura- y empiezan los colegios, excelente para la educación. Las sumas y restas nos dan 3.200 afiliados más y 13.900 parados nuevos.

Con todo este lío lo que deberíamos concluir es que España no está en recesión, no solo por el empleo sino principalmente por el crecimiento del PIB, que se mantiene positivo; pero también que las localidades en donde se acomodaban los optimistas que no veían aproximarse la crisis están ahora completamente vacías. Es más, ya nadie duda de que vienen malos tiempos y hay dos grupos. En uno se agolpan aquellos que los perciben como malos y en el otro se sitúan los que los auguran pésimos. Ya veremos quién acierta al final.

Para ayudarle a formar su criterio le voy a resumir, con su permiso, lo que se dijo antes de ayer en una reunión celebrada en Berlín a la que asistieron la canciller Angela Merkel -todavía no se ha ido y ya empiezo a echarle de menos- y los líderes de las organizaciones económicas internacionales. Merkel: «La economía mundial está en una posición difícil». David Lipton, director del FMI: «Se está produciendo, sin lugar a dudas, una recesión gradual y sincronizada». David Malpass, presidente del Banco Mundial: «Estamos registrando tasas de crecimiento menores de las esperadas». Angel Gurría, secretario general de la OCDE: «Las cosas están empeorando porque los problemas no han sido abordados de manera multilateral». Y el Consejo General de Economistas de España rebaja su previsión de crecimiento desde el 2,2% al 1,9%.

¿Qué tal, se ha quedado triste? Recuerde que los economistas nos equivocamos mucho.