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El Instituto Nacional de Estadística acaba de volcar hace unos días en su web los resultados de la 'Encuesta de Condiciones de Vida' (ECV) de 2019, referida a datos de 2018. Basada en criterios comunes para todos los miembros de la Unión Europea, el objetivo ... fundamental de la encuesta es proporcionar estadísticas comparativas de la distribución de la renta y, en consecuencia, de la pobreza, de la desigualdad y de la exclusión social en el espacio europeo.
Europa y España en particular se suman así al estudio y seguimiento de unas variables de extraordinaria dimensión social. No es la única iniciativa. 'World Inequality Database' (WID, Base de datos de desigualdad mundial) tiene como objetivo proporcionar acceso libre a la más extensa base de datos sobre la evolución histórica de la distribución del ingreso y la riqueza a nivel mundial. Otras iniciativas como 'Tablas de la desigualdad económica', complementan junto a las imprescindibles contribuciones de Naciones Unidas, OCDE, FMI y Banco Mundial, el siempre sensible y controvertido tema de la desigualdad.
Centrándonos en los datos referidos a España por el INE, finalizado el ejercicio 2018, la conclusión es moderadamente halagüeña. El ingreso medio por persona alcanzó los 11.680 euros, cifra un 2,3% superior a la registrada el año precedente, aunque el crecimiento haya sido menos que proporcional en relación con 2016 y 2017. El análisis de la distribución de los ingresos y desigualdad revela que la ratio S80/S20, usada para medir desigualdades en los ingresos, y que compara la suma de los ingresos del 20% de la población de mayores ingresos con la del 20% de la población con menores ingresos alcanzó en 2019 un valor de 5,9, con una disminución de una décima respecto del año anterior. Un indicador alternativo de la desigualdad es el Índice de Gini (cero muestra la igualdad total y 100 refleja la máxima desigualdad.) En 2019 el índice de Gini ha bajado en España dos décimas y se sitúa en 33.
La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social AROPE que se refiere a la población que se encuentra en riesgo de pobreza, con carencias materiales o con baja intensidad en el empleo se situó en 2019 en el 25,3% de la población residente, frente al 26,1% del año anterior. La mejora de la tasa tuvo lugar en dos de sus tres componentes. Así, la carencia material severa se redujo del 5,4% al 4,7% y el riesgo de pobreza del 21,5% al 20,7%, mientras que la baja intensidad en el empleo subió una décima hasta el 10,8%.
El indicador 'riesgo de pobreza' es una guía relativa y no absoluta de la pobreza y mide un parámetro especifico de desigualdad: el número de ciudadanos con rentas bajas en relación con el universo poblacional. En 2019 el porcentaje de población por debajo del umbral de riesgo de pobreza mejoró ligeramente situándose en el 20,7% de los residentes, frente al 21,5% del año previo.
El último indicador presentado por el INE se refiere a la situación económica de los hogares, que también mejoró ligeramente. El 7,4% de los hogares españoles manifestó llegar a fin de mes con «mucha dificultad» en 2019. Este porcentaje fue 3 puntos inferior al registrado el año anterior.
Cabe preguntarse, para concluir, cómo se compara la desigualdad de rentas en España con otros países centrales. Sucede con esta variable como con la presión fiscal: no son los países más desarrollados quienes necesariamente registran una menor desigualdad. Estados Unidos (39) tiene un índice de Gini superior a España (33), aunque en general las economías nórdicas sean inferiores (28). Nuestro índice es similar al de Portugal, Italia o Grecia.
No disponemos aquí de espacio para enumerar las variables que conducen a una situación de excesiva desigualdad. Pero nuestro paro estructural en un mercado de trabajo altamente ineficiente y asimétrico, junto a las carencias extremas de nuestro sistema educativo -núcleo de la igualdad de oportunidades- se hallan entre las más destacadas.
Desgraciadamente, no hay que discurrir en exceso para anticipar que la gran crisis en curso, como consecuencia -entre otras variables- de un paro incrementado, ahondará a finales de 2020 y siguientes las desigualdades de renta en nuestro país, revirtiendo la tendencia aquí descrita.
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