El virus de la siniestralidad

Los accidentes y enfermedades laborales causaron el pasado año más muertes que la pandemia en todo el planeta, según la Organización Internacional del Trabajo: 2,7 millones. Ese revelador dato debería bastar para que un derecho básico como la seguridad y la salud en el ... empleo, cuyo día internacional se celebró ayer, lograse por fin el nivel de protección que merece. Los avances en ese sentido registrados en nuestro país han de ser valorados en su justa medida, pero resultan insuficientes y no permiten la menor autocomplacencia. El virus ha multiplicado el desafío que supone la prevención de riesgos; una tarea prioritaria en la que resulta ineludible el compromiso de las empresas, los trabajadores y sus representantes sindicales, materializado en planes acordes a cada situación, acciones formativas y una actitud vigilante por su parte complementaria a la que corresponde a la Inspección. El descenso de las bajas laborales ha sido uno de los saludables efectos del desarrollo del teletrabajo a causa del covid. Sin embargo, es previsible que la progresiva implantación de esa fórmula eleve los riesgos psicosociales asociados al empleo, que es preciso combatir con tanta firmeza como los físicos.