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Triunfo para Sánchez

Editorial ·

El fracaso simultáneo del PP y Ciudadanos en Cataluña amenaza con situar al centro-derecha a merced del extremismo populista de Vox

el correo

Lunes, 15 de febrero 2021, 23:24

Las elecciones catalanas supusieron el domingo un triunfo para Pedro Sánchez y la coalición de los socialistas con Unidas Podemos. La inusitada presencia del director de Gabinete del presidente, Iván Redondo, en el equipo de campaña de Salvador Illa demostró hasta qué punto La Moncloa ... quería supervisar su desarrollo. La candidatura del exministro de Sanidad y del PSC ganó en votos y escaños, apurando la notoriedad de una gestión de la pandemia compleja de juzgar política y socialmente. El mantenimiento de En Comú Podem tras los sonados reveses de la formación 'morada' en Euskadi y Galicia permite, además, pensar que el otro socio de Gobierno podrá relajarse en su necesidad de hacerse notar. A no ser que Pablo Iglesias haya concluido erróneamente que los resultados del 14-F se deben a sus dislates de las últimas semanas.

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Pero lo que sin duda acomoda más al Ejecutivo es el fiasco del PP y la debacle de Ciudadanos, superados por la irrupción de Vox. El escrutinio resta autoridad a lo que Pablo Casado y su partido digan o hagan en su labor de crítica y control al Gobierno. Las consecuencias del varapalo, por ahora imprevisibles, durarán mientras los populares no den con una política sostenible durante una legislatura que se les puede eternizar. El cataclismo 'naranja' en Cataluña asienta a Unidas Podemos y a los apoyos de la investidura de Sánchez al debilitar la posibilidad de una alianza alternativa para los años inmediatos. El fracaso simultáneo de ambos grupos corre el riesgo de situar al centro-derecha español a merced del extremismo populista de Vox. Y les emplaza a plantearse sin dilaciones cuál es el papel que quieren y pueden desempeñar como proyectos políticos autónomos, renunciando a cobijarse en formulaciones retóricas o en postulados voluntaristas, más allá de cuestionar la entereza y la solvencia del «Gobierno Frankenstein».

Pero en tanto que la victoria de Illa no impedirá la reedición de un Ejecutivo independentista en Cataluña, Sánchez debería cuidarse muy mucho de confiar al liderazgo de ERC sobre las instituciones de la Generalitat sus deseos de apaciguar las tensiones políticas en aquella comunidad. Aunque resulte paradójico, es posible que, con Pere Aragonés al frente del Govern, Esquerra Republicana se vea más condicionada que antes a la hora de prestar sus votos al Gabinete de coalición y, en general, a la gobernabilidad de España.

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