Un 8-M singular

- EDITORIAL - ·

La pandemia reconduce la reivindicación de una plena igualdad y del decisivo papel de las mujeres en el avance de la sociedad

El Correo

Lunes, 8 de marzo 2021, 02:44

En un imaginario proceso contra la pandemia, las mujeres figurarían entre los principales testigos de cargo. El largo año de azote del coronavirus las ha colocado en la primera línea de defensa, en los ámbitos públicos más esenciales y diversos y en el espacio más ... íntimo de sus familias. La necesidad de trabajar, antes que nada, por salvaguardar la salud propia y la del conjunto de la sociedad frente a todas las dolorosas limitaciones que impone el virus, al que solo el lento avance de la vacunación comienza a doblegar, ha obligado a sumar a las pérdidas de vidas y la devastación económica y del empleo la renuncia a una posición de visibilidad social que había costado décadas conseguir. O al menos a aceptar que la lucha por la igualdad real pase a un segundo plano este 8 de Marzo cuando ese largo camino había conocido en los años precedentes una auténtica explosión en las calles de todo el mundo.

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La amenaza de contagio contaminó, de manera retrospectiva e interesada, las celebraciones del Día Internacional de la Mujer en 2020, desarrolladas a la vez que eventos políticos y deportivos sobre los que no pesó tan agria censura. La máxima prudencia a la que obliga la pandemia hace inevitable adaptar el clamor reivindicativo de esta fecha a formatos distintos a las masivas movilizaciones tradicionales. En ese contexto ha causado controversia la prohibición de las manifestaciones en Madrid -un derecho fundamental amparado por la Constitución-, avalada por los jueces, pese a prever una asistencia limitada y el respeto de las restricciones sanitarias en vigor. También las declaraciones de dirigentes políticos que llaman a «no estropear» el 8-M los avances contra el virus, olvidando la responsabilidad institucional en los retrocesos acumulados hasta la fecha.

En una jornada reconducida a un universo virtual que a la fuerza ha dejado de tener secretos -han dado el último adiós a sus seres queridos en una videollamada y lidian con el teletrabajo y las clases en remoto propias y de sus hijos-, millones de mujeres vivirán hoy un día de compromiso contra la violencia machista. Y de orgullo por una participación decisiva en el avance de la sociedad que desborda el torrente de estadísticas con las que, en días como este, los representantes políticos adornan sus declaraciones. Nunca falta, tampoco ahora, el «largo camino que queda por recorrer». Y puede asegurarse que volverá a estar presente el año que viene.

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